Tal y como manda la tradición, ayer, 26 de diciembre, se reunió a las puertas de la ermita de San Blas, el Cabildo de Sax. La asamblea de origen medieval, después de la mañana de fiesta y de convivencia festera en los cuartelillos, se convocó al filo de las cuatro de la tarde. Representantes de la Mayordomía, el alcalde, el párroco y la Guardia Civil conformaron la mesa presidencial.

Allí, la Mayordomía de San Blas rinde cuentas no sólo a sus festeros sino a todo el pueblo de Sax. Ya lo hizo previamente en la asamblea de la federación de comparsas, pero en el Cabildo los vecinos deben dar su visto bueno. Cualquiera puede ejercer su derecho a opinar, el único requisito es levantar el brazo para pedir el turno y esperar a que le acerquen el micrófono. Desde el precio de la pólvora hasta si al santo le acompaña la música o no, todos los temas se abordan con seriedad. Además, en la tarde de ayer y pese al intenso frío que hizo mella en el público, los ruegos y preguntas se sucedieron hasta pasadas con creces las 6 de la tarde.

En 2014, el tema que ha centrado el debate del Cabildo fue el programa de actos para la celebración del 75 aniversario de la talla de San Blas, patrón de la villa y de los Moros y Cristianos. Para esta efemérides se ha previsto una nueva bajada del Santo, el 7 febrero, una vez finalizadas las fiestas patronales. Y después de recibirlo con los mismos honores que el 2 de febrero -en plenas fiestas de Moros y Cristianos-, permanecerá en la iglesia parroquial hasta el 15 de ese mes. En esa fecha se oficiará un misa solemne con la música que Miguel Villar escribió para la imagen. Después se trasladará a su ermita. Antes de entrada y por primera vez en la historia se realizará el ruedo de banderas en la replaceta de San Blas. «Para portar la imagen en la bajada y subida extraordinaria será necesario ir a ataviado con traje oscuro, camisa y guantes blancos y zapatos negros», según informó José Vicente Vaquer, quien se enfrentó a su primer Cabildo como presidente de la Mayordomía de San Blas.

Este año, alguno de los vecinos subió hasta la ermita no sólo para escuchar las propuestas de la Mayordomía y los vecinos, sino para ver quién estaba sentado al lado del presidente de la Mayordomía, y que fue el alcalde en funciones, Pedro Nieto.