El Banco Popular ha iniciado el proceso para desahuciar de su vivienda a una mujer con Esclerosis Lateral Amitrófica (ELA) y su marido con demencia senil, de 74 y 77 años de edad respectivamente. La familia había intentado negociar la dación en pago del inmueble más un alquiler social que permitiera a la pareja seguir en el piso que ha sido su hogar durante más de 43 años en el barrio de Benalúa. Sin embargo, desde las oficinas de Madrid no se ha dado el visto bueno y se ha pedido al juzgado que ejecute la hipoteca.
El único recurso que ha tenido la familia ha sido el de presentar una demanda por cláusulas abusivas contra el banco, que les permitiría ganar tiempo en el caso de que fuera admitida. El juicio se celebró esta misma semana en un juzgado de Primera Instancia de Alicante y está pendiente de que se dicte sentencia. Este fallo también sería recurrible ante la Audiencia tanto por la familia como por el banco, en función de la sentencia que dicte la juez.
Ninguno de los miembros del matrimonio sabe la que se le viene encima. Ambos están bajo el cuidado de su hija, ya que los dos fueron incapacitados judicialmente desde este mismo año, dadas sus condiciones de salud. Tanto la casa de la pareja, como de la hija estaban de aval para un préstamo a una empresa auxiliar de servicios para la construcción que se vio enfangada con el inicio de la crisis. El banco ha reclamado la ejecución de estas dos hipotecas. «Todavía no sabemos cómo se lo vamos a decir, estamos esperando porque tenemos esperanza en lo que pueda decidir el juzgado. En el caso de que ocurra lo peor, algo tendremos que hacer para explicarles por qué se tiene que marchar de su casa», explicó la hija de la pareja, que es la tutora legal de ambos.
La enfermedad degenerativa que sufre la madre se encuentra ya muy avanzada, necesitando una silla de ruedas ya que tiene los cuatro miembros paralizados, sufre serios problemas para comunicarse y ha sido operada para alimentarse a través de una sonda en la pared del abdomen ante el riesgo que sufre de atragantarse al tragar. Fuentes cercanas a la familia subrayaron la ironía que supone el que este caso se produzca tras un verano en el que la imagen ha sido la de personajes famosos y de toda condición social arrojándose un cubo de agua helada por encima en solidaridad por la investigación para el tratamiento de la ELA.
La situación no es mejor en el caso del padre que sufre un diagnóstico de demencia por cuerpos de Lewy, una enfermedad permanente e irreversible que tiende al empeoramiento progresivo. Tiene los nombres de sus hijos escritos en la nevera para poder recordarlos. Sufre alucinaciones y delirios, estando incapacitado para gobernarse por sí mismo e impedido para hacer juicios de valor y discernimiento, así como cualquier actividad cotidiana que precise un mínimo de responsabilidad. Por el momento, la familia no ha pensado en dónde podrían ubicar al matrimonio en el caso en que el banco acabe ejecutando la hipoteca.
Fuentes cercanas a la entidad financiera explicaron ayer a preguntas de este diario que desconocían todas las circunstancias personales de la pareja hasta que no se plantearon en el juicio celebrado esta semana. No obstante, señalaron que estaban tratando de recopilar más información e incidieron en que siempre se trata de llegar a un acuerdo en los casos en los que es posible.
