Los Moros y Cristianos se cuelan en los momentos de ocio de los vecinos de Elda con cualquier excusa. No es necesario que la fecha esté marcada en el calendario de una comparsa o de la Junta Central de Moros y Cristianos para que los festeros saquen la música a la calle y comiencen a desfilar.

Un ejemplo de ello es la jornada de convivencia que desde hace cinco años reúne a miembros de distintos cuartelillos -lugares de reunión de los integrantes que pertenecen a una misma escuadra o grupo- que sólo tiene una característica en común: sus sedes se encuentran en la misma zona. Cerca de un centenar de festeros se han reunido este fin de semana.

Hace apenas cinco años sólo conocían a qué comparsa pertenecían cada uno de los cuartelillos de las vías colindantes a la calle Dos de Mayo y era por la insignia que reflejaban en sus fachadas. El deseo de conocer a los integrantes de las escuadras que eran sus vecinos fraguó la «Senda de los elefantes», una jornada de convivencia entre los integrantes de cuartelillos vecinos. No importa el cuartelillo al que se pertenezca, ni de la comparsa que cada uno sea, sólo las ganas de fiestas y la pasión por los Moros y Cristianos es la tarjeta de visita de los festeros que acuden a esta senda festiva.

Nueve cuartelillos son los que organizan el acto fuera de programa. Son Cruzados Mágicos, Corsarios Negros, Espolsaguera, Chaparros, Bibitorum, Krakem, Tiburones, Lutes Negros y Pony Pisador. Y las comparsas a las que pertenecen son muy variopintas desde Piratas hasta Contrabandistas pasando por Cristianos o de las Huestes del Cadí. Hace un lustro apenas se conocían, ahora el cuartelillo de cada uno de ellos es lugar obligado de visita no sólo en la celebración de «la senda de los elefantes», sino en cualquier acto festero.