Las obras iniciadas en la torre del castillo de Biar van a mantener cerrada la fortaleza durante algo más de un mes. Más de 13.000 euros se van a invertir en su parte superior para evitar las filtraciones de agua, que están calando en la cubierta de la torre. La obra cuenta con una ayuda por parte de la Diputación de Alicante.
Las fluctuaciones climatológicas que se suceden en Biar -con altas temperaturas en verano y fríos hielos en invierno- han originado grietas en la parte superior de la atalaya. A través de ellas y rodando por las piedras de mamposteria con las que se edificó la torre del homenaje se filtra el agua, que provoca humedades en la parte alta de la construcción. Para evitar un mayor deterioro antes de que lleguen las primeras heladas, según explicó la alcaldesa, Magdalena Martínez, se va a eliminar la cubierta de la torre y a impermeabilizar la zona así como a restaurar el suelo.
Así se resguardará uno de los elementos más significativos de la atalaya, que domina la población, su bóveda almohade del siglo XII. Este elemento constructivo nervado junto a la de la atalaya de Villena son las dos únicas que existen en la ruta de los castillos de la provincia de Alicante.
La torre del homenaje, donde están realizando las reparaciones, es la parte más destacada del conjunto arquitectónico. Data del siglo XII, se sitúa a un lateral y llega a una altura de 17 metros. Su planta es de forma cuadrangular y consta de tres pisos.
La última intervención en la edificación fortificada finalizó en enero de 2011. El coste de esta obra fue de 421.000 euros y se restauró la muralla interior. Las obras sacaron a la luz todas las fases constructivas del Castillo, que se hallaban enterradas.
Este Bien de Interés Cultural, uno de los mayores atractivos del incipiente turismo rural que llega cada fin de semana al municipio, fue declarado Monumento Nacional en 1931.
