La Tafalera de Elda, el barrio que décadas atrás estaba considerado en círculos policiales como el mayor «supermercado» de la droga en la provincia «supermercado» de la drogay uno de los reductos más activos de la delincuencia y la marginalidad, sigue inmerso en un proceso de degradación urbana que corre paralelo a la pérdida de su conflictividad social. Esta misma semana una nueva casa de la barriada ha sido reducida a escombros. Fue construida hacia la década de los 50, se encontraba situada al inicio del Paseo de la Mora, en la antigua Plaza Matadero, y desde hacía años estaba deshabitada y en estado de ruina.
En esta ocasión no ha sido el Ayuntamiento de Elda el que ha procedido a su demolición tras haber adquirido previamente el inmueble. Un procedimiento éste que se comenzó a aplicar hace quince años, durante la etapa del gobierno socialista de Juan Pascual Azorín, con el objetivo de ir eliminando, progresivamente, todos los puntos de delincuencia y drogadicción dispersos por La Tafalera. De este modo trataba el Ayuntamiento de revitalizar una zona degradada que, originalmente, fue un barrio de trabajadores y que con el paso del tiempo ha terminado convirtiendo en un obstáculo para el desarrollo urbanístico de la ciudad.
Esta vez ha sido el propietario de la vivienda el que ha procedido a echarla abajo pero la petición ha partido del propio Ayuntamiento. Meses atrás los vecinos advirtieron a los responsables municipales del estado ruinoso en el que se encontraba y del inminente peligro de derrumbe del arco que daba a la calle. Fue entonces cuando desde el departamento municipal se le informó al propietario de la obligación de actuar de forma urgente para garantizar la seguridad de vecinos y viandantes. Y así lo ha hecho y desde esta semana ha dejado de existir la casa de La Tafalera donde se colocaban los carteles de espectáculos y actuaciones. Una vivienda que ha sido, además, testigo de numerosos dispositivos policiales para combatir el tráfico de drogas y la delincuencia.
En el año 2001 este diario ya publicó que el Ayuntamiento de Elda quería «dignificar» el barrio y «abrirlo al resto de la ciudad» para acabar con la imagen de marginalidad y «gueto» que lo ha caracterizado durante décadas. Con tal fin el equipo de gobierno puso en marcha un ambicioso plan en el que participaban, de forma coordinada, las áreas de Urbanismo, Educación, Servicios Sociales y Seguridad Ciudadana. Entre 1999 y 2001 el Consistorio llegó a adquirir en la zona 30 casas que posteriormente echó abajo. Años después hizo lo propio con el bloque de las 40 viviendas y el proceso sigue, lento pero imparable, para librar a La Tafalera de la decadencia en la que se halla sumida.
