Las banderas de las catorce comparsas del bando de la cruz ondearon de nuevo en el castillo de Villena. Era el final de una batalla en la que las huestes de los bautizados arrebataron la fortaleza a las manos moras. Ésta, además, fue la última que libraron los moros y cristianos en las fiestas 2014.

El embajador cristiano, Rafael Hernández, y el moro, Ricardo Conca, se enfrentaron en una dura batalla dialéctica en la que salió vencedor el primero. Los dos supieron encender los ánimos de sus tropas para lanzarse a una dura guerra de pólvora. Junto a los protagonistas principales estuvieron el narrador cristiano, Carlos Javier Barceló, y el centinela moro, Carlos Alpañez. Para crear un decorado de primera participaron los alféreces y portadores de los estandartes de las comparsas, los cortejos de los embajadores así como los arcabuceros.

Las altas temperaturas vividas en estas fiestas no amedrentaron a los más valientes que se acercaron, en las horas en el que el calor es más intenso, a la fortaleza.

Villena dijo ayer adiós a «La Mahoma» y con su marcha comenzó la cuenta atrás para que las fiestas patronales toquen a su fin.

Al finalizar la embajada, los Moros Viejos bajaron a hombros a la representación del bando de la media luna. Con ella como testigo, el alcalde de Villena, Javier Esquembre, le entregó la efigie a la alcaldesa de Biar, Magdalena Martínez. La primera autoridad local le insistió a la de Biar para que «La Mahoma» se quedara en Villena. Pero Martínez se negó y señaló que «en Biar la esperan porque es una tarde de fiesta».

El traspaso de «La Mahoma» de una población a otra se ha convertido en un rito. El 12 de mayo Biar se despide de uno de sus signos culturales y festeros más arraigados y lo deja en manos de sus vecinos. Y lo mismo sucede el día 8 de septiembre en Villena. No sólo las autoridades, sino multitud de biarenses acuden a esta entrega, que se repite año tras año.