Tras una larga batalla de arcabucería, ayer el embajador moro tomó el castillo de la Atalaya de Villena y, como símbolo de la victoria del bando de la media luna, ubicó la efigie de Mahoma en la almena de la puerta principal de la fortaleza, donde permanecerá hasta la mañana del día 8 de septiembre, cuando de nuevo el bando de la cruz reconquiste la ciudad y la efigie sea devuelta a la población de Biar.

A las cinco de la tarde el estruendo de los arcabuces, anunciando la inminencia de la guerra, comenzó a sentirse por el centro de la ciudad.

La escenificación de la conquista de las tierras del Alto Vinalopó por las huestes musulmanas se inició con el saludo del embajador moro -interpretado por Juan Ferri-al centinela de la fortaleza. Tras unas palabras de cortesía, el moro solicitó al cristiano la entrega de la plaza, «con todas sus fortalezas, sus castillos y murallas» y en pago de ello «conservaré vuestras casas» dijo. Asimismo, le amenazó sentenciando: «elige lo que quisieres o rendirla o entregarla, sin quimeras ni disputas, o experimentar mi saña».

Tras despreciar el embajador cristiano -que interpretó Vicente García- la propuesta del moro, comenzó la batalla en el castillo de la Atalaya, concluyendo con la victoria del bando de la media luna y la efigie de Mahoma presidiendo la fortaleza.

Después, se leyeron las capitulaciones por las que a los habitantes de Villena se les respetaría su lengua, tradiciones y religión, pero debían entregar parte de sus cosechas a los nuevos señores del lugar y, de este modo, festeros de la comparsa de Labradores escenificaron la entrega de parte de sus bienes al bando moro.