Primer día de fiestas. El pasodoble de Quintín Esquembre «La Entrada» cumplía ayer su interpretación número 50 de forma ininterrumpida. La Banda Municipal de Música fue la encargada de tocar la composición a lo largo del recorrido de la Entrada, mientras los villeneros se agolpan en las aceras de las calles, acudiendo a la llamada de los músicos. Las fiestas son una realidad.

La emoción embargó a una ciudad, que mostró sus ganas de fiestas aplaudiendo a rabiar a los miembros de la banda. Algunos grabaron en sus móviles el paso de la agrupación para enviarlo a villeneros que por distintas circunstancias no pueden estar estos días en la localidad.

Pocas ciudades tienen un momento tan emotivo y que convoque de forma tan unánime a una población al inicio del desfile.

Tras la banda de música, los estandartes de las siete comparsas del bando moro , precedido por el de la Junta Central, aparecieron en la Corredera. Después, el embajador moro y su cortejo dieron inicio al desfile de los Moros Viejos. La serpiente multicolor, que durante más de siete horas, invadió Villena estaba en la calle. Moros Nuevos y Bando Marroquí les siguieron con un despliegue de música y de escuadras especiales.

La Entrada es el momento de las huestes moras, donde manifiestan su poderío por la arteria principal del casco urbano. En él se funden pasodobles y marchas moras.

El reino de la media luna, su elegancia y la fuerza de las marchas, se hizo evidente al llegar los Moros Realistas. Fuera quedaron ya los pasodobles. Le siguieron los Moros Nazaríes y los Moros Bereberes. Con los Piratas, y sus 2.078 socios, la alegría se apoderó del recorrido.

El desfile del bando moro se celebró en un tiempo récord y con media hora de adelanto sobre el horario previsto. Sin cortes y de forma muy continuada, este bando realizó una Entrada impecable.

Por su parte, las huestes de la Cruz entraron con los Estudiantes. Le siguieron Marinos Corsarios, Andaluces, Maseros. Así, la noche cayó sobre la ciudad. Con los arcos encendidos llegaron los Ballesteros, Almogávares y lo cerraron los Cristianos.

Escuadras especiales

Entre los bloques de las catorce comparsas reinan las escuadras especiales. Son un derroche de imaginación. Sus integrantes buscan en la historia para lograr el traje más acertado. Es el caso de las Beduinas, que crearon su traje inspiradas en la época de la biznieta del Profeta, Sakina Bent Elhussein. Por su parte, las escuadras especiales de las comparsa de Moros Viejos y Moros Nuevos se decantaron por la espectacularidad de los trajes de negros.

Aunque la crisis ha mermado el número de escuadras especiales que este año salen a la calle, algunos valientes han formado, por primera vez, una de ellas. Otras celebran aniversario como los 50 de los Caribes de los Marinos Corsarios.

Los vecinos de Villena pasaron el día de ayer mirando los termómetros. Con cerca de 40 grados desfilaron los Moros Viejos, la temperatura apenas dio tregua a los aguerridos festeros, que sudaron sus trajes de rasos, fieltro y terciopelo.

A pesar de que los festeros desean un respiro para que las fiestas no sean tan calurosas, les inquieta la posibilidad de una amenaza de lluvia. Temen que la falta de precipitaciones durante todo el año se vuelva contra ellos y les agüe las fiestas.