La comparsa de Labradores de Villena estrena huerto. El nuevo espacio significa un desahogo para la sede social, que ocupa la comparsa desde hace 13 años.
A los nuevos 400 metros cuadrados con los que han ampliado su sede social, se les ha bautizado como el «Huerto de la Pona». En él se hizo la fotografía de la constitución de la comparsa en 1926. Una denominación que han registrado.
El presidente de los Maseros, Francisco Navarro, indicó que «rescatamos, así, el ateneo que antes teníamos en la calle Sancho Medina con las noches de verbena». La comparsa nunca ha renunciado a las orquestas del 4 al 9 de septiembre para todos los públicos y de forma gratuita, pero al estar constreñidas en el patio, el acceso parecía limitado. Ahora con este nuevo espacio, que mira hacía la calle, los Labradores recuperan el carácter abierto que hace años tenían sus noches de fiesta. La primera actividad se celebró ayer con la actuación de los flamencos Ad libitum.
Dos años de negociaciones le ha costado a la comparsa conseguir el solar colindante a su sede social. Y finalmente, su coste alcanza los 120.000 euros. Navarro señala que «ni un duro le hemos pedido a los socios». Los gastos de escritura y el de las obras de acondicionamiento se han costeado con el excedente del préstamo hipotecario que la comparsa hizo con motivo de la compra de la sede. Para la adquisición del solar han firmado un nuevo crédito, que piensan financiar con los usos que se dé no sólo al patio y al huerto, sino a toda la casa cuando los socios no la utilizan. El presidente está empeñado en idear fórmulas que procuren que el patrimonio de los maseros sea sostenible por sí solo.
En sólo un mes el solar ha quedado acondicionado como un espacio diáfano. En él se encontró un mural de sillería. Al descubierto y remarcado ha quedado éste como símbolo de la historia de las piedras donde hoy se asienta la sede social de los maseros.
El presidente de la asociación festera ha significado el nombre del nuevo espacio, el «Huerto de la Pona». Lugar que todavía existe en el interior del convento de clausura de las hermanas Trinitarias.
Anteriormente, la huerta pertenecía a una familia adinerada de la localidad que arrendaba sus tierras. Precisamente, una de las arrendatarias era Isabel García, apodada «la Pona». En él, a principios de siglo, después de las tareas de labranza se reunían los hombres de campo para disfrutar de un momento de tertulia. Y justamente allí los fundadores de los maseros se hicieron la foto de su constitución en 1926.
