El monfortino Luis Pascual Limiñana García ha entregado al Ibero un conjunto de piezas de época romana, halladas casualmente en la zona de la Huerta, compuesto por una moneda y unos apliques de bronce en forma de rostro humano y otros dos de corazón y pasador que, al parecer, formaron parte de un caldero. A ellos se une un fragmento de figurilla de terracota en miniatura que representa el cuerpo de un toro.
A la desinteresada y valiosa contribución se añade una serie numismática compuesta por seis monedas recuperadas en 1919 durante la reforma de las cuevas de Monforte, hoy desaparecidas, pero que fueron ocupadas durante años por muchos vecinos. Se trata de un dinero de Jaime II de la ceca de Barcelona (1291-1327), dos resellos de 8 maravedíes de Felipe IV de principios del siglo XVII y dos dineros de Jaime I de mitad del XIII.
En el legado también hay una relevante moneda de época romana, un sestercio del emperador Marco Aurelio (años 161-180 d. C.) hallada en la explanada de «El Castillico», además de un fragmento de fémur de cerdo con marcas de carnicería. Como colofón se incluye en el conjunto un fragmento de una posible azuela pulimentada encontrada en una terraza de la rambla de Orito y que correspondería a época neo-eneolítica.
Luis Pascual ha continuado en los últimos días con su noble empeño de ceder al museo unos vestigios que atesoraba de su padre y abuelo, y que le fueron conferidos para su salvaguarda familiar. Son 27 monedas más, 12 de ellas recuperadas en la reforma del cementerio viejo que tuvo lugar en 1972 y que corresponden al reinado de la reina Isabel II y de Alfonso XII, en la segunda mitad y hacia finales del siglo XIX, que tienen la particularidad de coincidir con las 12 monedas anteriores halladas en la mano de uno de los difuntos del cementerio, tal y como este diario publicó el pasado 10 de junio. Subyace en ello una intencionalidad similar pero este hallazgo, según ha explicado el donante, no estaba en la mano de ningún cadáver. No obstante el director técnico del Ibero, Miguel Benito Iborra, advierte una cierta similitud en ambos enigmáticos ritos. Otras nueve monedas proceden de la colección de su abuelo José María García cuando vivía en una de las cuevas monfortinas y son del periodo de Isabel II la mayoría. Completa la cesión otra moneda de plata de Carlos III del XVIII. En definitiva, mejores y mayores fondos para el Ibero.
