La vida se abre camino en el Vinalopó. El verde carrizo ha rebrotado con fuerza en el río dos meses después de que la devastación de las llamas, y los 1.200 grados de temperatura alcanzados, redujeran a ceniza gris una superficie de 80.000 metros cuadrados de cañar, carrizal, matorral y taray entre los términos de Sax y Elda principalmente, y Petrer en menor medida.
El siniestro se produjo el 17 de marzo el 17 de marzo pasado después de que un agricultor octogenario de Elda, que fue detenido por la Guardia Civil al día siguiente, prendiera fuego a los restos de poda del olivar de su finca, situada junto al cauce, originando supuestamente el incendio según la investigación.
Desde la Asociación Encuentros del Vinalopó ya se apuntó entonces que el carrizo rebrotaría con fuerza y ganaría terreno muy pronto, tal y como ha sido. Su aparición es positiva porque además de purificar el agua también contribuye a fijar el suelo, es el hogar idóneo para aves, reptiles y erizos y, además, ayuda a la regeneración de todo el ecosistema. Sin embargo, desde el colectivo en defensa del Vinalopó se advierte de que su sola presencia, sin la adopción de ninguna medida tendente a acelerar la recuperación de este valioso entorno natural, podría desencadenar nuevos incendios.
Por eso los ecologistas instan a los poderes públicos a retirar los escombros del cauce y realizar una reforestación de tarais, olmos y chopos el próximo otoño, antes de que el carrizo se haga más fuerte y dificulte la reaparición del bosque de galería de ribera. Un paisaje único destruido por el fuego que no volverá a alcanzar la plenitud perdida hasta que pasen 40 añoshasta que pasen 40 años. Porque la vida se abre camino pero también necesita su tiempo.
