Los atracadores deben rondar la veintena, hablan un perfecto español sin acento y son al menos cuatro, pero uno de ellos hace las funciones de conductor. Espera al resto de la banda en la calle con el coche en marcha y también les avisa en caso de detectar presencia policial o cualquier movimiento extraño. Todas las víctimas coinciden en señalar que los atracadores son muy jóvenes y se muestran nerviosos. Probablemente por su inexperiencia en este tipo de delitos con violencia e intimidación. Una situación que los torna más peligrosos, si cabe, teniendo en cuenta que llevan un arma de fuego. Además, en los dos asaltos a las cafeterías de Elda y Petrer sustrajeron los teléfonos móviles de los propietarios y clientes para evitar que pudieran llamar a la Policía mientras ellos se daban a la fuga en el coche.