La pica y la pala entró en Elda sin respetar el patrimonio. Pero, frente a la dejadez de hace décadas por mantener viva la cultura popular, ahora los eldenses se afanan en recuperar su historia.
Prueba de ello es el trabajo que se está realizando desde la cofradía del Cristo de los Santos Patronos, coincidiendo con el tercer centenario de la advocación del Cristo del Buen Suceso junto a la asociación Mosaico y el cronista, Gabriel Segura. A tres bandas quieren recuperar por lo menos una de las cruces de término, que hace décadas marcaron la salida y la entrada a la población.
Otro de los proyectos es la restauración de las ermitas de las Cañadas, situada en el ámbito rural. En definitiva, una labor para devolver a Elda sus señas de identidad, que «tanta falta hacen en estos tiempos de crisis», puntualizó el arqueólogo.
Segura señala que «tenemos constancia de cuatro cruces en la localidad». Ninguna de ellas existe en la actualidad pero la historia reconoce sus nombres: la cruz de Panadero o de la Trinidad, la de San Blas y la del Convento. De la cuarta, aunque saben que existía, desconocen su nombre.
El cronista indica que «son cruces muy sencillas, compuesta por una columna encima de dos o tres escalones, coronada por una cruz». Su ubicación delimitaba lo que era Elda en 1.700. Una fotografía de 1900 es el documento más cercano en el que se ve la cruz del Panadero, todavía en pie.
La cofradía del Cristo del Buen Suceso preparó una ruta para conocer los hitos religiosos de la cultura eldense. Además de las cruces de término, los cerca del centenar de asistentes a la actividad visitaron las dos ermitas, que todavía están en pie. Por un lado, la de San Antón que está reconstruida y por otro, la de la Purísima, de la más antiguas de la ciudad.
