El proyecto de instalación en Salinas de un banco de ensayo para probar motores de cohetes de combustible líquido destinados al lanzamiento y propulsión de satélites al espacio ha suscitado rechazo vecinal. Sobre todo de los propietarios de las parcelas colindantes y de la comunidad de residentes europeos que viven en casas de campo de todo el término municipal y que consideran que, con esta actuación que está tramitando la Conselleria de Infraestructuras, se puede ver amenazada la seguridad y tranquilidad de esta población del Medio Vinalopó de 1.600 habitantes.
No están en contra del proyecto. De hecho, muchos de ellos creen que es positivo para generar desarrollo y empleo en Salinas. De lo que se quejan es de la ubicación que ha elegido el equipo de gobierno popular para ubicar este complejo aeroespacial. Concretamente en dos parcelas de 30.000 metros cuadrados que han sido alquiladas por el Ayuntamiento a un propietario particular. Se hallan cerca de la Laguna de Salinas, en las inmediaciones de varios chalés -uno de ellos de una familia belga que ha recabado el apoyo del resto de ciudadanos extranjeros- y en las proximidades de la carretera comarcal Sax-Salinas y de un residencial urbanizado que se quedó sin edificar por la irrupción de la crisis del ladrillo.
En España no existe hasta el momento ninguna instalación de este tipo y en Europa sólo hay una en la ciudad alemana de Ottobrunn, que es la que utiliza la empresa Eads-Astrium para la cualificación de los motores cohete del Ariane 5 de la Agencia Espacial Europea. En el caso de Salinas los contactos se han establecido a través del proyecto Biovalle y han sido los responsables de Payload Aerospace, una empresa implantada en Elche que trabaja en el desarrollo de vehículos de lanzamiento para el acceso comercial y científico al espacio, quienes contactaron con el Ayuntamiento hace dos años para avanzar en el desarrollo de este proyecto, que cuenta con la colaboración de la Fundación Quorum del Parque Científico-Empresarial de la Universitas Miguel Hernández.
El alcalde Isidro Monzó y la primer teniente de alcalde Mabel Crespo se reunieron en junio de 2012 con el representante de Payload Aerospace, Raúl Verdú, y con Noelia López, de la Fundación Quorum, alcanzando un principio de acuerdo. El Ayuntamiento les iba a proporcionar, inicialmente, una parcela cercana al paraje Cava Negra para que instalaran allí el banco de pruebas. La zona forma una profunda depresión en el terreno garantizándose así la máxima seguridad durante las pruebas técnicas para medir la resistencia y potencia de los motores. Sin embargo, el cambio de emplazamiento ha generado recelo y ha sido cuestionado por los afectados que esta semana han mantenido la primera reunión informativa con el alcalde, en un encuentro al que también han acudido varios concejales y los responsables de Payload Aerospace. Todos ellos quisieron dejar bien claro que no se trata de una instalación destinada al lanzamiento de cohetes sino a probar los motores y aseguraron que contará con todas las medidas de seguridad y minimizará cualquier impacto sonoro o visual.
