Sax vivió ayer el día grande de sus fiestas de Moros y Cristianos con un invitado especial, el obispo de la diócesis Orihuela-Alicante, Jesús Murgui. Otros invitados a esta jornada de gran significado para los sajeños fueron el alcalde de Alagón -pueblo hermano de Sax-, José María Becerril, y el del municipio catalán de Cardona, Ferran Estruch, que se ha trasladado a Sax con motivo del 25 aniversario de la comparsa más joven de estos festejos, los Caballeros de Cardona.

El día comenzó temprano con la diana para los festeros que quisieron aprovechar al máximo el día del patrón. Al filo de las diez de la mañana y después del almuerzo en los cuartelillos de las ocho comparsas, se inició el característico Acto del Predicador. Los festeros se dirigieron hasta el colegio Carmelitas para escoltar a los sacerdotes que estuvieron presentes en el altar de la iglesia de la Asunción en la eucaristía que presidió el obispo de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui.

El Acto de Predicador es uno de los más antiguos y entrañables de la fiesta de Moros y Cristianos de Sax en honor a San Blas y está datado desde el último tercio del siglo XIX, pero tiene antecedentes documentales en los predicadores de Cuaresma de los siglos XVI-XIX. En él festeras y capitanas realizan una ofrenda floral al patrón antes de comenzar la liturgia.

Murgui destacó durante su homilía la imagen en la fachada de la parroquia de la Candelaria junto a San Blas. Al mismo tiempo, el obispo animó a los fieles que abarrotaron la iglesia a cuidar la raíz cristiana de las fiestas a San Blas, así como a ver en este obispo y mártir «un modelo de misericordia». También habló de la crisis económica generada por una crisis moral y de valores.

Al obispo le introdujo el párroco de Sax, Antonio Andreu, quien saludó a la colonia sajeña que vive en Argentina. Pero, fue una festera la que leyó las palabras de Mauricio Barceló en representación de los descendientes de los sajeños que se marcharon hasta el sur de Argentina. Barceló explicó cómo todos los 3 de febrero se celebra el día de San Blas en la población de San Juan, al otro lado del Atlántico.

En el centenario del nacimiento del maestro y compositor Miguel Villar, su partitura de la Misa Festera en honor a San Blas sonó de forma más emotiva, dirigida por José Díaz. La pieza se estrenó en 1974 y desde entonces se interpreta en el misa mayor en honor al santo.

San Blas salvó la vida de un niño que se ahogaba al clavarse en la traquea una espina de pescado y por ello, al finalizar la misa se repartieron los panes bendecidos que evitan el dolor de garganta.

Tras la eucaristía tuvo lugar la procesión del santo. En ella festeros y vecinos de la población se volcaron mostrando el fervor que sienten por el patrón de la villa.

Para el acto, las comparsas se dividieron en dos bloques: bando cristiano y bando moro. El de los seguidores de la cruz formaron con sus banderas a partir de la puerta principal de la iglesia hacia la calle Artal de Alagón. Por contra, el de la media luna formó con sus sargentos en la puerta del Ayuntamiento, ocupando bandas y festeros la calle Mayor.

San Blas salió de la portalada de la iglesia parroquial precedido por las Reinas, Lorena Esteve, e Irene Latorre y las damas de las ocho comparsas, y acompañado por las autoridades locales y festeras.

Los Amigos de San Blas portaron a hombros la talla del santo, rodeado de almendro en flor. Hoy, será trasladado a su ermita, como manda la tradición.

Cincuenta años de embajador

Los Moros ganaron ayer el castillo de Sax después de una dura batalla frente a los cristianos. Así la villa pasó a manos musulmanas hasta el día de hoy en que se celebrará la segunda embajada y la conquista cristiana del castillo. El atardecer del lunes marcó el inicio del desfile de comparsas y la entrada del embajador cristiano, un desfile precedido por las Damas y Reinas de la fiesta.

En la representación, el embajador moro solicitó hablar con el jefe del castillo para proponerle que entregase la plaza con su fortaleza y muralla, con el pacto de conservar las casas del lugar.

Advirtió de que si el cristiano se aventuraba a luchar, la fuerza del sultán caería implacable sobre su pueblo con la conquista, algo que, como marca la tradición, terminó por suceder.

Ayer, Juan Gil, el embajador moro cumplió cincuenta años recitándola de forma ininterrumpida. Por ello, desde la Mayordomía de San Blas se ha organizado un homenaje que tendrá lugar después de que los cristianos conquisten la atalaya.

Juan Gil, conocido como «Chanele», a sus 73 años de edad, recibirá el homenaje de los festeros y vecinos de Sax.