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El fuego bacteriano que destruye los frutales se extiende al Medio Vinalopó

La infección que arrasa las fincas de perales y manzanos del Alto Vinalopó desde 2011 ha sido detectada por primera vez en Hondón de las Nieves

Los efectos del fuego bacteriano en varias plantaciones de frutales de Villena. JESÚS CRUCES

El fuego bacteriano de las rosáceas que provoca la temida bacteria «Erwinia amylovora» y arrasa los árboles frutales de pepita -perales, manzanos, membrilleros y nísperos- se ha extendido de la comarca del Alto Vinalopó a la vecina comarca del Medio Vinalopó. La Conselleria de Agricultura acaba de confirmar la presencia de un pequeño foco de fuego bacteriano en una finca de frutales situada en el término municipal de Hondón de las Nieves.

Según han indicado los técnicos que han inspeccionado la plantación, se trata de un brote muy reducido y de incidencia mínima. A pesar de ello han aplicado el protocolo habitual en estos casos que consiste, básicamente, en realizar inspecciones periódicas a las explotaciones agrícolas para controlar la enfermedad y ofrecer información a los agricultores con el fin de evitar la propagación. También podrían establecerse ayudas económicas a quienes arranquen sus árboles en caso de estar afectados. Una medida que es obligatoria según establece el programa nacional de erradicación y control del fuego bacteriano de las rosáceas. En cualquier caso, desde la Conselleria de Agricultura no existe una especial preocupación en el caso de la aparición del brote del Medio Vinalopó porque su principal cultivo en extensión y en valor, la preciada uva de mesa, no va a verse afectada por el fuego bacteriano. La «Erwinia amylovora» sólo ataca a algunas variedades de arbustos ornamentales y a los frutales de pepita, al peral y al manzano principalmente, por lo que la uva, tanto la de mesa como la de vino, van a quedar indemnes.

El agente patógeno irrumpió en España en 1995 y consiguió introducirse en la Comunidad en 2011, precisamente a través de Villena, la capital del Alto Vinalopó. Una vez que los técnicos de Agricultura confirmaron hace dos años que se trataba de la destructiva bacteria, las plantaciones afectadas fueron arrancadas y quemadas.

Pero en 2012 no se registró ningún nuevo caso en Villena ni en el resto de municipios de la comarca, lo que llevó a pensar a los agricultores que la enfermedad podría haberse erradicado. Desgraciadamente no ha sido así. En mayo reapareció un nuevo foco en Villena. La letal combinación de elevadas temperaturas y humedades se convirtió, en el segundo trimestre del año, en el caldo de cultivo propicio para que la «Erwinia amylovora» volviera a irrumpir multiplicando sus devastadores efectos en la superficie y dispersión de las explotaciones afectadas. La incidencia es tan elevada y está tan extendida que hace unas semanas el Consell decidió dejar al Alto Vinalopó fuera de la zona clasificada como protegida por la irrupción del fuego bacteriano. Un nombre que se debe a que, a simple vista, da la sensación de que las ramas, hojas y frutas del árbol han sido quemadas por completo hasta quedar carbonizadas. Su virulencia es tal que puede producir la muerte del ejemplar infectado en apenas unas semanas, por lo que las pérdidas económicas que puede generar son cuantiosas.

Ahora el fuego bacteriano ya está en el Medio Vinalopó y amenaza con seguir extendiéndose a otras comarcas limítrofes.

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