Según relató una y otra vez el investigador José María Soler, un reyezuelo que vivió en el Cabezo Redondo de Villena debió abandonar en la rambla del Panadero su vajilla ceremonial y sus adornos al salir corriendo de su hogar. Tales joyas quedaron enterradas durante siglos hasta que el 1 de diciembre de 1963, después de que algunas piezas se encontraran por los trabajos para extraer arena de la rambla, todo el conjunto volvió a ver la luz gracias a Soler.

Villena celebró ayer, en el Teatro Chapí, el cincuenta aniversario de un descubrimiento que cambió la historia de la ciudad. Plateas, patio de butacas, anfiteatro e incluso parte del gallinero se llenaron para conmemorar el medio siglo del momento en que Soler «encontró el Tesoro de Villena, buscándolo deliberadamente». Así lo aseguró Germán Delibes, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valladolid e hijo del escritor Miguel Delibes, que destacó en el acto de la Fundación José María Soler la figura del descubridor del conjunto áureo más importante de la Edad del Bronce en Europa. Del villenero subrayó su bondad, su tenacidad, su humanidad y su carácter polifacético. Delibes lo calificó como «un Leonardo da Vinci del siglo XX».

Asimismo, el profesor de prehistoria comparó la responsabilidad, la seriedad y la serenidad con la que Soler se enfrentó al hallazgo con el relato del encuentro de la tumba del faraón egipcio Tutankamon por Howard Carter. Además señaló que «lo importante no es hacer un gran descubrimiento, sino valorarlo, y en eso reside la grandeza de lo que hizo Soler».

La entrega de los premios de la Fundación José María Soler constituyó el acto institucional de las celebraciones que desde el pasado mes de enero han conmemorado el aniversario del descubrimiento del Tesoro de Villena. Maria Dolores Fenor, directora de la fundación, condujo la ceremonia , que una vez más puso de manifiesto la relevancia investigadora de quien el 1 de diciembre de 1963 reunió a su colaboradores y marchó a la rambla del Panadero en busca de un hallazgo arqueológico. Aquel tesoro dio luz a la investigación científica sobre los habitantes de la península ibérica a finales de la Edad Bronce.

Por otra parte, la directora del museo arqueológico de Villena, Laura Hernández, presentó el documental titulado «1963», donde se expone la importancia del hallazgo desde la perspectiva histórica, investigadora y didáctica.

Premios

El día en que se conmemora el hallazgo, la Fundación José María Soler entrega tradicionalmente sus premios a la investigación. Lidia Mojica fue la galardonada en la categoría de Arqueología por su obra «El yacimiento ibérico de la ladera de San Antón (Orihuela, Alicante): revisión y propuestas de estudio». El villenero José Vicente Arnedo recogió de manos del alcalde, Javier Esquembre y del rector de la Universidad de Alicante, Manuel Palomar, el de la modalidad científica y humanística por su texto «¡Que vienen los franceses! El sitio del Castillo de Villena en su 200 aniversario y operaciones paralelas: 1813-2013».

La música

La música era una de las pasiones de Soler y por ello, en el vestíbulo del Teatro Chapí, la orquesta de cámara del Conservatorio Profesional de Villena estrenó la obra dedicada al descubrimiento «1 del 12 del 63. Un Tesoro», compuesta por Francisco Serra.