«El mundo nos contempla», dijo José María Soler, el descubridor del Tesoro de Villena en la rambla «Panadero» hace 50 años. Y desde aquel 1 de diciembre de 1963, los investigadores que quieren conocer a fondo la Edad del Bronce han fijado su mirada en Villena y en el conjunto de casi diez kilos de oro, medio de plata y dos singulares piezas de hierro, considerado único en su género en toda la Prehistoria peninsular. El Teatro Chapí será hoy testigo del acto institucional del 50 Aniversario del Tesoro de Villena en el que se otorgarán los premios de la Fundación José María Soler.

Tanto el Tesoro de Villena como el «tesorillo», encontrado meses antes en el yacimiento del Cabezo Redondo, han generado abundante literatura científica. El Tesoro y el hombre, que lo halló y lo estudió hasta el final de sus días, José María Soler, llamaron la atención de numerosos investigadores como el director del Museo Arqueológico de Alicante, Enrique Llobregat, los investigadores, Enrique Plá, Domingo Fletcher, Pericot, profesores como Tarradel, Arteaga o Maluquer o expertos alemanes como Schubart, Sangmeister, Niemeyes o Schüler, que animaron a sus colegas y alumnos a trasladarse a Villena para estudiar los hallazgos. Fue el instituto arqueológico alemán el que intervino para que las joyas de Villena se incluyeran en un estudio de orfebrería europea. A estos arqueólogos los han sustituido otros nombres, como el de Ignacio Montero, del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que maravillado por el conjunto ha abierto otra línea de investigación sobre la orfebrería prehistórica local. Así el Tesoro, con la ayuda de Soler, puso a Villena en el ojo del huracán de las investigaciones arqueológicas europeas.

Si Soler en amigos y colaboradores hizo germinar el gusto por la historia, el Tesoro disparó por mil el número de vecinos de la población que de forma académica cursan estudios de historia así como otros que de forma amateur, han mostrado interés y respeto por la arqueología. Prueba de ello son las abultadas cifras de villeneros, que año tras año, visitan los avances realizados en las excavaciones del Cabezo Redondo.

En el Museo Arqueológico José María Soler, ubicado en una sala de los bajos del Palacio Consistorial y encerrado en su caja de seguridad, el Tesoro ha logrado atraer hasta 15.000 visitas en un año. La vajilla labrada en oro se ha disputado con el Castillo, ser el emblema del turismo local: en este sentido, el Tesoro ha compartido con la fortaleza que corona la ciudad el impacto en el turismo y la proyección nacional de Villena. Sin embargo en el plano internacional, el conjunto áureo no ha tenido competencia alguna. Hasta el país del sol naciente, Japón, viajaron las piezas del Tesoro como representación española en la exhibición en la exposición universal de 1970 de Osaka. Fue la primera vez que el Tesoro se alejó de Villena.