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La historia viva del Vinalopó

Más de 15.000 personas visitan los museos arqueológicos del corredor del río en el interior de la provincia de Alicante - Laura Hernández: «La crisis ha hecho que vengan menos autobuses de colegios y jubilados»

Visitas teatralizadas al Tesoro de Villena en el Museo Arqueológico José María Soler con motivo del 50 aniversario de su descubrimiento. Carlos Rodriguez

Más de 15.000 visitas reciben a lo largo del año los museos arqueológicos de las poblaciones del Alto y Medio Vinalopó. Autobuses llenos de escolares y de jubilados, mayormente procedentes de poblaciones valencianas, desembarcan cada día en el pasado histórico de las tierras del interior de Alicante.

El de mayor número de visitas es el Museo Arqueológico José María Soler de Villena con 7.015 contabilizadas a 30 de septiembre de 2013. El pasado año, en diciembre, llegaron a las 8.047. Sin embargo, no es la mejor época para el museo que alberga el conjunto áureo de la Edad del Bronce más importante de la península e incluso de Europa, el Tesoro de Villena, que cumple el próximo 1 de diciembre el 50 aniversario de su descubrimiento. La directora del recinto, Laura Hernández, comenta que «hemos llegado a superar los 15.000 visitantes pero la crisis ha hecho que vengan menos autobuses de colegios y jubilados». A ello se suma que desde el pasado año se paga entrada. Asimismo, numerosos investigadores se acercan a ver los tesoros del Cabezo Redondo en una sala que obtuvo su condición de museo en el año 1957.

Frente al de Villena, curiosamente el menos visitado, es el de Elda con sólo 895 visitas. El arqueológico de la capital del Medio Vinalopó sólo abre sus puertas de lunes a viernes de 9 a 13 horas. El mermado horario impide que los propios eldenses muestren interés por unas vitrinas que acogen los restos más antiguos de textiles de esparto del levante español, que con una antigüedad de 5.800 años «están muy bien conservados», subraya su director Antonio Poveda. De la época ibérica sobresale una sirena -una escultura con cuerpo de águila y cabeza de mujer-, una de las tres piezas que se han hallado en territorio español. Poveda también destaca la colección de cerámica almohade extraída del yacimiento del Monastil y que se cocinó en hornos cercanos al castillo de la ciudad.

El Museo Arqueológico y Etnológico Dámaso Navarro de Petrer fue visitado por 2.594 personas. Fernando Tendero, director de estas salas distingue de la colección los fragmentos de gran tamaño de un mosaico romano polícromo, del siglo IV d. C. con un motivo geométrico, y que apareció en 1975 junto al edificio del Ayuntamiento; corresponde al suelo de una habitación de la villa romana que los arqueólogos denominaron Petraria. De la época musulmana destaca un fragmento de yesería islámica, también con motivo geométrico, del siglo XII.

El Museo Arqueológico de Novelda ve como sus visitas son mucho menores que las del castillo de la Mola y por ello, ha creado rutas urbanas que finalizan con una visita a la colección que da cuenta de la historia de la ciudad de las especias, desde el Paleolítico a la actualidad, según cuenta su directora Concha Navarro. Ubicado en la segunda planta de la Casa de la Cultura organiza multitud de actividades y talleres, como en Villena o en Petrer, para atraer a la población escolar. Desde enero de 2013 hasta el momento lo han visitado 1.902 interesados en ver las vasijas del Eneolítico con decoración incisa e impresa o los fondos de la época islámica.

El de Monforte de Cid, en apenas dos años de vida, ha logrado una media anual de visitas de 2.700. En él, los toros íberos son los protagonistas de un ambicioso proyecto de musealización que ha captado el interés de público en general e investigadores.

La sala dedicada a la cultura íbera contiene los restos más relevantes como son el torso del guerrero, la gran mano íbera, el toro mitrado, los pies de una escultura de este periodo de hombre y mujer y por supuesto, el toro íbero. Sus fondos se han convertido en una de las herramientas de los profesores de la localidad, que imparten conocimientos de historia en sus salas.

Por otra parte, el de Aspe espera abrir sus puertas el próximo mes de enero. Así con la ampliación que se inició hace año y medio pasará a tener de 26 metros cuadrados de exposición a 110, donde ubicar una selección de restos que crearán un recorrido por la historia aspense desde el Paleolítico hasta la época contemporánea. En un principio y por falta de presupuesto, la exposición abrirá sus puertas con una musealización a base de vitrinas y panales, que pasará luego a apoyarse en elementos multimedia. Pero para abordar esta segunda fase será necesario que las arcas municipales se recuperen, según indicó su directora, María Berná.

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