Uno de los principales motivos que está contribuyendo a la propagación de la plaga de picudo se debe al alto precio que tienen que pagar los dueños de las palmeras moribundas por la tala, transporte y eliminación de los restos vegetales afectados en una planta autorizada. Esta operación cuesta una media de 600 euros por ejemplar. Una cantidad importante que lleva a muchos dueños de palmeras a no actuar o a hacerlo de forma inadecuada. Bastaría con habilitar, en cada población, una zanja de metro y medio de profundidad para introducir las ramas y troncos plagados de «comepalmeras» y arrojar sobre ellas cal para, a continuación, cubrir el hueco con tierra. El otro método que se ha venido utilizando hasta la fecha, el consistente en quemar los ejemplares dañados, no resulta tan eficaz ni tan sencillo.