El arboricultor y podador de altura Javier Martínez advertía ayer que, si los municipios de la comarca no se toman en serio de una vez por todas el grave problema que supone el picudo rojo, de aquí a tres años no va a quedar ni una sola palmera viva desde Pinoso hasta Beneixama. Además, no es el único experto que denuncia la ausencia total de coordinación, apoyo, información y medios humanos y materiales para combatir la plaga por parte de la Administración local, provincial y autonómica. «Salvo en contadas excepciones -apunta Javier Martínez- los ayuntamientos del Alto y Medio Vinalopó están haciendo nada o muy poco». Así que el escarabajo se hace cada vez más poderoso, se expande con rapidez, se aclimata al frío y campa a sus anchas por los palmerales de ambas comarcas ayudado, también, por las altas temperaturas del otoño. «Y mientras tanto-añade Martínez- muchos propietarios de palmeras infestadas se están exponiendo a un grave riesgo al fumigarlas con productos que, por su alto contenido tóxico, sólo deberían manipular empresas especializadas». Sustancias que además de ser peligrosas también contaminan el medioambiente.