La olmeda más antigua y monumental de las pocas que todavía se conservan en el Alto y Medio Vinalopó, la que forma parte desde hace más de un siglo del paisaje rural de El Chorrillo de Sax, ha estado a punto de sucumbir por efecto de la mortífera grafiosis del olmo. Ha sido un vecino de la zona quien se ha hecho cargo, una vez obtenida la autorización municipal, de hacer frente a todos los gastos para sanear la olmeda mediante la poda selectiva de una decena de ejemplares enfermos y la tala de siete moribundos.
La grafiosis del olmo (Ceratocystis ulmi) la causa un hongo tóxico que se propaga por todo el árbol a través de la savia y que se trasmite por medio de un insecto, el coleóptero Scolytus scolytus que mide unos cinco milímetros y es conocido vulgarmente como el «barrenador» del olmo. Un apelativo que recibe de la hembra porque deposita las huevos entre la corteza y el tronco formando galerías. De ahí lo de «barrenador». Y, una vez adultos, los insectos transportan las esporas del hongo que causa la enfermedad mientras se alimentan de las yemas más tiernas. La grafiosis, si no se trata, termina causando la muerte del árbol. Y eso es, precisamente, lo que ha estado a punto de ocurrirle a los olmos de El Chorrillo por una dejadez municipal mantenida en el tiempo. Las tareas de saneamiento se han realizado este fin de semana, y no han sido fáciles por el grueso tamaño de los troncos y por la altura -de hasta cinco metros- de los ejemplares más majestuosos, algunas de cuyas ramas amenazaban con caer sobre el camino. Pero, de momento, el «barrenador» está bajo control.
