El barranco de Salinetes de Novelda, un singular enclave de especial valor ambiental y paisajístico, suele sufrir en los días de vendaval una repentina y caótica «inundación» de todo tipo de objetos plásticos, corchos, bolsas y otros restos industriales no peligrosos. El origen está montaña arriba. En el vertedero de Lurima concretamente. Las fuertes rachas de viento hacen «volar» los plásticos que terminan cayendo y esparciéndose por toda la falda de la Sierra Negra, haciéndose especialmente visibles en el barranco de Salinetes, por cuyo arcilloso cauce corre un pequeño riachuelo de agua salina que desemboca en el Vinalopó, en el entorno de «Els Clots» de la Sal. Una zona que, paradójicamente, está catalogada como Paraje Natural Municipal y sujeta a una serie de normas para garantizar su conservación y protección. Precisamente en el barranco de Salinetes se realizan cada año campañas de voluntariado para limpiar lo que ensucia el cercano vertedero.