La petición de ampliación de la producción por parte de una de las salinas ha llevado al departamento de Urbanismo municipal a revisar la proteccionista normativa vigente en la Huerta de Villena. El equipo de Gobierno local pretende llevar a pleno una modificación de las normas de suelo no urbanizable dentro del PGOU para que la zona catalogada como humedal quede fuera del perímetro de protección.

El alto nivel de protección de tres de las balsas cercanas a la carretera de Caudete impide a las empresas que las explotan extraer más kilos de salmuera. El mineral no sólo se está vendiendo en España, sino también exportando a países de Oriente Medio.

El concejal de Urbanismo, Carlos Beltrán, indicó que «la protección en la zona no tiene sentido, porque nada vive donde brota la sal, ni flora, ni fauna». Y, sin embargo, agrega el edil,«se está frenando una actividad económica que tiene un gran potencial».

Los tres saleros diseminados por el término de Villena el Viejo, el Nuevo y Penalva abarcan un área total de 220.000 hectáreas y generan una producción que ronda las 10.000 toneladas al año, según los datos del Instituto Geológico Minero de España.

Un vez embolsada la sal, que crea grandes montañas blancas en las explotaciones mineras, va a parar a las mesas, a los secaderos de jamones, a la producción de encurtidos y aceitunas, a las carreteras para contrarrestar el efecto de la nieve y a la industria del textil. Unas 13.000 aplicaciones tiene aproximadamente la sal.

Al situarse en el interior de la provincia, los saleros de Villena se alimentan de manantiales cuyas aguas poseen una salinidad muy superior a la del agua de mar. Y su especial situación geográfica les concede la denominación de Lugar de Interés Comunitario.

Las conducciones de agua

La revisión de la normativa de la Huerta de Villena no sólo dejará libre del nivel de protección a las salinas, sino que también posibilitará otorgar alguna licencia de obra menor. Beltrán señaló que, después de 20 años sin que la Huerta tenga un plan actualizado, «es necesario facilitar que se repongan algunas tuberías».

El deterioro de las conducciones de agua por la zona, tanto para el riego de las explotaciones agrícolas como para el trasvase de este líquido desde los acuíferos a otras poblaciones de la provincia, obligó a realizar un estudio de la normativa municipal, que no permite obra alguna en el paraje. La situación según indicó el responsable municipal de Urbanismo provoca que «grandes caudales de agua se pierdan en las fugas de las conducciones».

Beltrán aseguró que «sólo se darán licencias de obras para infraestructuras hidráulicas» y no para otras actividades.