«Yo les canto y así crecen antes». Esta es una de las técnicas que emplea Verónica Millán, una usuaria del Centro Ocupacional El Molinet que cuida cada día junto a tres de sus compañeros y una monitora la parcela del huerto urbano de Elda que les asignó el pasado mes de mayo el Ayuntamiento.

Discapacitados, parados y jubilados optaron a una de las 26 parcelas de propiedad municipal que se sortearon en la zona de la Sismat en una iniciativa que la alcaldesa, Adela Pedrosa, que ayer visitó el huerto para comprobar los avances de los adjudicatarios, ya está pensando en ampliar en un futuro. «Estoy muy contenta y muy satisfecha con el resultado. Han plantado de todo y creo que es muy positivo para las personas a las que van destinados», aseguró la primera edil. Además, adelantó que en el mes de septiembre los escolares de la localidad también visitarán el huerto para conocer cómo se siembra y se recogen los frutos.

Millán, al igual que sus compañeros, está «encantada» con esta nueva actividad. «Ya hemos recogido rábanos y los hemos probado aunque pican un poco. Estoy deseando poder recoger las sandías», comentaba esta usuaria. La profesora de El Molinet que los acompañaba ayer, María Poveda, explicó que aunque el centro está en Monóvar estos usuarios ha podido acceder porque son eldenses y aseguró que «esta experiencia les da vida, aprenden a tener responsabilidades, autonomía y han conocido al resto de gente que se encarga de las otras parcelas».

Uno de ellos es Aurelio Martínez, un prejubilado que ya presume de haber recogido su primera cosecha de tomates, pero que también ha plantado judías, acelgas, cebollas y pimientos, entre otros productos. «Lo importante es el respeto entre todos para que esto funcione y de momento no podemos tener queja», señaló.

Martínez ya tenía experiencia en agricultura, pero quienes lo necesitaron recibieron un cursillo y ahora todas las parcelas están a pleno rendimiento. El agua la pone el Ayuntamiento, que también ha construido una caseta para los aperos gracias a la colaboración de la empresa Recicla, que destinó 8.500 euros para el proyecto. Los plantones y semillas corren a cargo de los usuarios y todos los productos que recolecten deben ser para autoconsumo.

Leila Alves fue otra de las afortunadas en conseguir un terreno para cultivar. En paro y madre de dos hijos, esta brasileña ya ha recogido pimientos de padrón y ha sido la única que ha reservado una hilera para flores y plantas aromáticas de la que está «muy orgullosa».