Diez kilos de oro, sesenta y seis piezas, la mayoría de este metal aunque también en menor medida de plata, ámbar y hierro, conforman el conjunto áureo más importante de la Edad de Bronce de Europa. Unas piezas que vieron la luz, de nuevo, hace cincuenta años y entre las que destaca un brazalete de medio kilo de oro.

Un tesoro, encontrado el 1 de diciembre de 1963 en una rambla, la del Panadero, alejado del cualquiera de los numerosos yacimientos arqueológicos que surcan el término municipal de Villena, sin ningún elemento como cereales o fósiles que les pudiera dar una idea acerca de su origen y que abrió grandes incógnitas en la investigación de la Prehistoria, no solo ibérica, sino europea.

Las investigaciones y las leyendas que se forjaron a su alrededor han intentado asignar una historia a un hallazgo que, cincuenta años después, sigue manteniendo vivas muchas de sus incógnitas, mientras que otras han sido desveladas por las diferentes excavaciones y hallazgos en el Cabezo Redondo.

Uno de los interrogantes, según el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Alicante y director de las excavaciones veraniegas en el Cabezo Redondo, Mauro Hernández, sigue siendo "cómo llegó tal cantidad de oro a Villena". Por el lingote encontrado junto al "Tesorillo", otro conjunto de orfebrería aparecido en la zona, los últimos estudios realizados apuntan a la existencia de "un taller donde se repararían las piezas".

Pero no se sabe si el Tesoro se forjó en la misma urbe o si, por el contrario, los objetos se trajeron de otros puntos de la península o fuera de ella. Lo cierto es que pocas son las piezas con similitudes que se han localizado, entre ellas un brazalete semejante en Portugal.

Otra de los grandes preguntas ha sido su antigüedad. El "Tesorillo" fue el que dio la primera pista hace cincuenta años sobre su cronología fechándolo en el Bronce tardío. Pero la existencia de una pulsera de hierro generó ciertas dudas sobre la primera datación.

La vinculación con la urbe, cada vez más fuerte, unido a los últimos hallazgos de oro, como una pulsera y setenta y nueve clavillos, y a su conexión a su hermano pequeño, el "Tesorillo", le han alejado de la Edad del Hierro y acercado a la primera cronología que de él se dio, entre el 1.100 y el 1.500 a.C.

La similitud entre la estética de algunas vasijas de cerámica y los cuencos también "suscita una pregunta", apunta Hernández, "quién copió a quién". De momento, creen que la cerámica está hecha a imagen y semejanza de las de oro, pero no hay certeza alguna sobre este aspecto.

Soler planteó su propia historia acerca del enterramiento. Era el ajuar de un reyezuelo del Cabezo Redondo que amenazado por algún peligro tuvo que irse y lo guardó para luego volver. Hernández todavía se maravilla de la intuición del que fue el primer doctor Honoris Causa de la UA sin formación académica.

El catedrático señala que "la planificación de la urbe como la dimensión de algunas de sus viviendas plantean la existencia en ella de una oligarquía, una monarquía, en definitiva una élite que detenta el poder". Las excavaciones en el Cabezo muestran cada vez más que "aquella idea inicial del reyezuelo, que planteó Soler, asemeja mucho a lo que nos está diciendo el yacimiento".

Mauro Hernández señala que el descubrimiento del Tesoro fue importante "para la ciudadanía de Villena, que hizo cola en la casa de José María Soler para ver los cuencos". Desde un primer momento y por la amistad de su descubridor, con el arqueólogo alemán Schüler, historiadores de ese país acudieron a Villena para estudiarlo de primera mano.

"Seguramente -plantea Hernández- la llegada de los alemanes provocó que se quedara en Villena y no, como otros hallazgos, saliera hacia el Museo Arqueológico Nacional", consiguiendo así que el nombre de Villena se haya paseado por grandes ciudades. El Tesoro ha visitado, entre otras, Madrid, Alicante, Tokio y Kioto. Y de él se han hecho eco publicaciones, no solo científicas, de Alemania, Francia o Estados Unidos, entre otros.

Celebraciones

Coincidiendo con el aniversario de la recuperación del Tesorillo del Cabezo Redondo, Villena ha iniciado una serie de celebraciones que se mantendrán hasta el mes de diciembre, cuando se cumplen 50 años de uno de los mayores descubrimientos de la prehistoria.