Las obras para consolidar la torre norte del castillo de Aspe y evitar que termine derrumbándose han comenzado esta semana y se prolongarán durante los cuatro próximos meses. La fortaleza medieval, que se halla en un privilegiado enclave situado en una loma a orillas del río Vinalopó, ha sufrido con el paso del tiempo varios desprendimientos de rocas de varias toneladas situadas en la base de la estructura de la torre norte, que es precisamente una de las que mejor estado de conservación presenta de la atalaya.

La actuación ha sido financiada en un 75% por el Ministerio de Fomento, a través del programa del 1% Cultural, y la inversión alcanza los 90.000 euros. "Esta obra tiene como objetivo mantener nuestro patrimonio histórico a través de un sistema de cosido de las piedras que asientan y protegen la torre, permitiendo su conservación con unas técnicas de escaso impacto visual", explicó ayer la edil de Urbanismo de Aspe, la socialista María José Villa.

En concreto, la técnica elegida por el equipo de restauración pretende fijar las rocas que se encuentran agrietadas a causa de las filtraciones de agua, que es el elemento que ha podido causar los diferentes desprendimientos y que pone en peligro la formación pétrea que todavía se sustentan en la base de la torre. Para el recalce se utilizará la inserción de varios bulones, que son una especie de tornillos de dimensiones enormes, de entre seis y nueve metros, que se fijan a la montaña. Al mismo tiempo, se recubrirá la parte de la torre que se encuentra más desprotegida. Un sistema que preserva la estructura del castillo empleando un material similar en textura y color al del resto de la torre.

"Desde el equipo de gobierno -PSOE y EU- entendemos que hay que proteger al máximo nuestro patrimonio histórico y para ello es fundamental conservar nuestro castillo, que es un punto esencial para entender el origen de Aspe a lo largo de la historia", dijo por último María José Villa.