El velódromo de Novelda es una de esas obras que tiene principio pero no tiene final. Lleva a medio construir en una amplia parcela del polideportivo municipal más de un cuarto de siglo.

El ambicioso proyecto comenzó a ejecutarse a finales de la década de los 80 con el alcalde socialista Sánchez Arnaldos. Pero, tras culminar la primera fase, la actuación se paralizó porque la popular Milagrosa Martínez, que tomó el relevo en la Alcaldía, no destinó para tal fin más fondos en los sucesivos presupuestos municipales pese a que se comprometió a hacerlo.

Primero vino el abandono, luego el olvido y por último el expolio de las conducciones eléctricas y de los elementos de fontanería de una instalación que goza de una importante e histórica demanda social en un municipio que tiene una extensa tradición ciclista. Algo que demuestra la existencia de cuatro clubes de ciclismo y el palmarés de Julio Alberto Amores, el noveldense que ha conquistado varios Campeonatos de España de ciclismo en pista.

El anterior equipo de gobierno de Novelda, el cuatripartito que lideraba el PSOE del exalcalde Mariano Beltrá, decidió destinar 850.000 euros del Plan Confianza del Consell a la culminación del velódromo municipal. Parecía que había acabado, por fin, la maldición. La obra se adjudicó por 720.869 euros al Grupo Generala y los primeros trabajos arrancaron en agosto de 2010 con el objetivo de completarlos en ocho meses. Pero la maldición volvió a cumplirse. La adjudicataria abandonó la instalación cuando se encontraba ejecutada en un 80% por el retraso en los pagos de la Generalitat Valenciana. Un incumplimiento que, según han explicado los concejales socialistas José Manuel Martínez e Iván Ñíguez, abocó a la quiebra a la empresa que ahora se encuentra en concurso de acreedores.

Las obras acumulan ya un parón de casi año y medio y no hay visos de que se vayan a retomar. Ni siquiera a medio plazo.