Dos vecinos de Aspe, amigos íntimos desde la infancia, Antonio Calero y Juan Antonio Abad, ambos de 53 años, inician esta mañana desde Ponferrada el Camino de Santiago que quieren finalizar el próximo viernes. Van a recorrer una media de 30 kilómetros diarios para cubrir los 210 kilómetros de los que consta la ruta y, como buenos peregrinos, pernoctarán en albergues y pensiones.

Antonio padecía una insuficiencia renal crónica desde hacía más de 12 años y cuando entró en diálisis su amigo Juan Antonio se ofreció para donarle un riñón. La operación se realizó con éxito en mayo de 2011 en la Unidad de Trasplantes del Hospital General de Alicante y, 14 meses después, ambos se disponen a realizar el Camino de Santiago. De este modo quieren trasmitir a la sociedad las innumerables ventajas que supone la donación de órganos de vivo, sobre la donación de no vivo, ya que el riesgo de rechazo es inferior y la recuperación del paciente es mucho más rápida y segura.

Para Antonio esta iniciativa es un reto que tiene como objetivo fomentar la donación en vivo y romper ciertos tabúes e informaciones erróneas que circulan al respecto. Él ya hizo el Camino de Santiago en 2008 cuando su enfermedad todavía no había entrado en fase crítica pero su amigo y donante lo recorre ahora por vez primera. "Hemos estado un mes haciendo caminatas por Aspe para entrenarnos, y cuando lleguemos a Santiago de Compostela le vamos a pedir al santo que nos mantenga la salud y que dé trabajo a todos que hace mucha falta", indicaron ambos insistiendo en que con la donación en vivo se aporta mucha calidad de vida al receptor y no se genera ningún problema al donante. De hecho Abad sigue una vida completamente normal tras donarle un riñón a su amigo y Calero ha evitado estar sujeto de por vida al tratamiento de diálisis.