El agua vuelve a fluir rauda y generosa por los seis kilómetros del río Vinalopó que van desde la partida de Agualejas, donde acaba el cauce hormigonado que atraviesa el casco urbano de Elda, hasta la zona rural de la Jaud, en el término limítrofe con Monóvar, más allá del polígono Finca Lacy. El rico y singular ecosistema de flora y fauna acuática que conforma el Vinalopó regresa a la vida tras haber quedado reducido a un yermo secarral desde la primavera hasta el verano.

Las lluvias torrenciales caídas durante el pasado viernes, justo una semana después de entrar la estación otoñal, han obrado el milagro. Registros de 49 litros por metro cuadrado en Sax, 44 en Petrer y 36 en Elda en menos de 24 horas han resucitado a una cuenca mediterránea a la que los expertos consideran el humedal más importante de la provincia de Alicante y un ecosistema único en la Península Ibérica.

La falta de lluvias en un año especialmente seco, la histórica sobreexplotación de los acuíferos subterráneos de Villena y Salinas y la ausencia de un caudal ecológico estable, que garantice un aporte mínimo al cauce del Vinalopó de las aguas residuales previamente tratadas en las depuradoras de Villena y Elda, habían borrado del mapa el río en el tramo de Elda-Monóvar y también amenazaban con hacer lo propio entre La Colonia y Sax.

Pero esta desoladora imagen ya no se va a repetir. Al menos durante este otoño y el próximo invierno. Algo en lo que no sólo han influido las fuertes precipitaciones de la semana pasada. La caída de la demanda de los excedentes de las depuradoras de Elda y Villena para regar los campos y el uso de los caudales del trasvase del Júcar almacenados en el embalse de San Diego también van a contribuir a mantener un caudal ecológico que es, precisamente, lo que los ecologistas de Encuentros del Vinalopó vienen reclamando desde hace años, y lo que van a seguir reclamando hasta conseguir que el río no tenga que resucitar jamás porque, sencillamente, siempre mantiene la vida.