Primero fueron los jabalíes, luego los conejos y ahora son las cabras. Los productores de la preciada uva de mesa del Vinalopó están sufriendo, por primera vez en sus viñas, los efectos del voraz apetito de las manadas de arruís que bajan de madrugada de las cumbres de la Sierra del Cid para alimentarse de las partes más tiernas de las cepas. Un fenómeno nuevo al que el conocido como muflón del Atlas podría haberse visto abocado por la escasez de alimentos o agua en un seco y largo verano.

El arruí "ammotragus lervia" es una cabra salvaje originaria de África cuya presencia en España data de 1970, localizándose inicialmente en el enclave murciano de Sierra Espuña, y que en la actualidad se ha extendido con gran rapidez, por su cotizado valor para la caza y la ausencia de depredadores naturales, desde Villena hasta Busot pasando por Agost, Xixona, Tibi, Ibi, Alcoy, Elda, Petrer y Novelda. Precisamente en esta última localidad del Medio Vinalopó es donde se han comenzado a detectar los primeros daños agrícolas.

Los agentes medioambientales los han certificado incluso con fotografía y han localizado pisadas y excrementos de arruís en la zona. Ha sido concretamente en el paraje de Monteagud donde Pedro Rubira, agricultor y presidente de Asaja Novelda, ha sufrido pérdidas superiores a los 30.000 euros teniendo en cuenta toda la "vida útil" de su última plantación. "Aquí se han comido los brotes tiernos de unos 70 injertos de parras de una variedad nueva y tardía de uva sin pepita que iba a comenzar a producir el próximo año. Ha sido un desastre y me ha tocado gastarme casi 500 euros en colocar una valla metálica de 200 metros para evitar que las cabras puedan volver; pero de todos modos si no entran por un lado lo harán por otro", comentaba ayer un resignado Rubira recordando los estragos que la plaga de conejos ya viene ocasionando en las viñas de la comarca desde hace cinco años. "Al final hemos tenido que colocar protectores en todas las cepas porque los conejos se comen todo lo que pillan incluido el grano y los pampanos". Angustiado ahora por la inesperada irrupción del arruí Pedro Rubira exige a la Conselleria de Agricultura, como productor afectado y como representante de Asaja en Novelda, "que ponga en marcha las actuaciones que considere oportuno, pero con carácter de máxima urgencia, para impedir que los agricultores sigamos sufriendo pérdidas".

Preocupados por esta situación los responsables provinciales de Asaja también han instado a la Conselleria de Territorio y Medio Ambiente a controlar la población de arruí y desplazarla a otros puntos. Se trata de proteger un sector del que dependen muchas familias y que posee un gran peso en la economía alicantina por ser el segundo cultivo de la provincia que más riqueza genera con cerca de 55 millones de euros al año.