El presidente de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE), Rafael Calvo, reclamará una normalización de las relaciones comerciales internacionales en este sector manufacturero, con reglas de juego iguales para todos y un equilibrio y paridad en la aplicación de las cuotas arancelarias que utilizan los países para gravar las importaciones. Calvo planteará esta reivindicación en el congreso mundial del calzado que los próximos días 7 y 8 de noviembre se celebrará en Río de Janeiro (Brasil), donde está prevista la asistencia de más de 400 personas, expertos y representantes de la industria y el comercio del calzado.

El máximo dirigente de la patronal del calzado será uno de los ponentes de este congreso y su exposición se centraré en el libre acceso a los mercados internacionales, según explicó. "Debemos exigir que todos actúen de manera más acorde con las reglas del juego y que las reglas sean iguales para todos. En estos momentos Europa es el bloque comercial más abierto a nivel mundial en materia de calzado. Con la excepción de los acuerdos comerciales establecidos con algunos países, los derechos arancelarios aplicados por la UE son siempre menores que los de otros mercados no comunitarios", explicó.

Por contra, según Calvo, "las exportaciones europeas de calzado están expuestas a unos derechos arancelarios por lo general altos y casi siempre por encima de los gravámenes aplicados a las importaciones comunitarias. Esta situación es aún más injustificada cuando se trata de países altamente desarrollados", explicó. Por todo esto, "y puesto que la UE es el bloque comercial que más concesiones ha realizado ne el pasado en materia de calzado, uno de nuestros principales objetivos es intentar que el resto de países sitúen sus aranceles al mismo nivel que los europeos", dijo.

Protección de las marcas

El presidente de FICE considera que, además de crear unas reglas de juego justas, "se deben cumplir las que están vigentes. Es necesario que se limiten las barreras no arancelarias a los productos europeos en terceros países, ya que éstas suponen una carga irracional y destructiva para el libre comercio, y que se cumplan las legislaciones europeas en materia de producción de marca. Las marcas son nuestro principal activo y el fruto de un esfuerzo constante que debe ser protegido por las autoridades de cada país",indica.

De forma general, el principal objetivo del congreso será analizar con las diferentes federaciones y asociaciones nacionales la situación actual del calzado, los cambios producidos por la crisis económica internacional, la globalización de los mercados, las ya citadas barreras al libre comercio, así como proponer alternativas que permitan la fabricación y la exportación de calzado en condiciones de igualdad para todos lo países productores.

Compras de zapatos con y sin cuotas

En la actualidad, según el presidente de FICE, Rafael Calvo, la Unión Europea tienen firmados acuerdos específicos comerciales con múltiples países (incluyendo los europeos no adscritos a la propia UE) de la Cuenca Mediterránea e Iberoamérica. Estos acuerdos permiten la entrada de zapatos a la UE sin imponer derecho arancelario alguno.

Además, la UE da acceso preferencial a grupos de países en vías de desarrollo a través del sistema de preferencias generalizadas que permite la entrada de productos con aranceles de un 11% para el calzado sintético y textil y de un máximo del 4,5% para el resto de productos en sus diferentes gamas.

Esta realidad será abordada en el congreso de Río de Janeiro dentro de un contexto mucho más amplio en el que también se hablará y debatirá sobre la fabricación en Asia, en Europa y en América, abordándose cuestiones como la productividad, costes laborales, medio ambiente y el uso de nuevas tecnologías

Según Calvo, "nos encontramos ante una época de profundas transformaciones estructurales agravadas por la crisis económica internacional en la que estamos inmersos y, sobre todo, en nuestro caso, por el efecto de tal crisis en los principales países de destino de nuestras exportaciones. Eso se traduce en un estancamiento del consumo en esos mercados y, en algunos casos, en el cambio de proveedores hacia grandes productores que tienen en el factor trabajo el principal elemento de competitividad. Debemos establecer estrategias de comercialización y exigir el absoluto respeto a las reglas del juego, la necesaria licitud de los comportamientos y el respeto a la reciprocidad en la apertura de mercados y el derecho de los consumidores a decidir sus compras partiendo de la mayor información que los productos deben incorporar tanto en términos de composición como de origen".