Obdulia Clavel no podía imaginarse en abril de 2008 que obligar a un vecino a retirar una simple alambrada colindante a su finca fuera a resultar una tarea tan compleja como agotadora. Una "misión imposible", como ella misma dice parodiando el título de una conocida película, que ha resistido a dos decretos municipales a su favor e, incluso, a la mediación del Síndic de Greuges.

Fue hace justo tres años cuando Obdulia presentó un escrito en el Ayuntamiento de Aspe informando de que el camino de servidumbre por el que accede a su parcela rústica, así como parte del Camino Viejo de Hondón, habían sido "invadidos" por la colocación de una alambrada de espinos, dejando además cubierta la acequia que abastece de riego a su finca. También alertó a los responsables municipales del peligro que presentaba, y sigue presentando, el rudimentario vallado metálico para las personas que circulan o transitan por el camino.

Según ha relatado a este diario la propia afectada, en un primer momento el Ayuntamiento le comunicó que iba a tomar cartas en el asunto pues tal instalación incumplía las normas del PGOU. Así pues, la alcaldesa Nieves Martínez suscribió dos decretos ordenando al vecino que colocó la alambrada a que procediera a su inmediata eliminación.

Pero pasó el tiempo y ninguna de las dos resoluciones se cumplieron, ni tampoco surtió efecto alguno las muchas y pacientes visitas que Obdulia realizó al Ayuntamiento, ni los muchos escritos que presentó pidiendo simplemente el cumplimiento de los decretos.

El proceso avanzó, a duras penas pero avanzó, y tanto la parte denunciante como la denunciada presentaron pruebas para hacer valer sus derechos y razones, pruebas que, por cierto, no sirvieron de nada porque ni siquiera se aceptaron. Finalmente la alcaldesa Nieves Martínez firmó un tercer decreto en el que estimó el recurso presentado por el vecino que "plantó" la alambrada y, en contra de lo expuesto inicialmente, declaró la "incompetencia" del Ayuntamiento para resolver conflictos entre particulares en el camino de servidumbre objeto de la controversia. En el escrito firmado por Nieves Martínez y por el secretario municipal accidental se invitó, además, a ambas partes a defender sus intereses en el "orden jurisdiccional privado" o, lo que es lo mismo, en los tribunales de Justicia.

El inesperado giro que tomaron los acontecimientos llevó a Obdulia Clavel a acudir al Síndic de Greuges. "Me engañaron vilmente -dijo ayer indignada- porque todas las veces que iba al Ayuntamiento siempre me decían que el tema iba para adelante, que no me preocupara, y que estaban buscando a una empresa que se encargara de la retirada de la alambrada de forma subsidiaria porque el vecino no la había quitado, incumpliendo así los dos decretos municipales".

El Síndic, por su parte, requirió en primer lugar al equipo de gobierno municipal para que alegara al respecto y, en segundo lugar, hizo lo mismo con Obdulia. Y en ese punto se encuentra esta mujer de Aspe, que está desesperada de tanto esperar, porque después de tres años la alambrada sigue en pie.