Primera Entrada de las fiestas de Moros y Cristianos de Petrer y primera oportunidad también para ver el trabajo de las comparsas en todo su esplendor. Turno ayer para el lucimiento del bando de la cruz, que encabezó el desfile liderado por la comparsa de Labradores, encargada de realizar el preceptivo boato con el que sorprender al público y ofrecer un aliciente a los tradicionales cortejos festeros, cuya estructura no cambia.

Si alguien temía que el tiempo pudiese dar un disgusto a los festeros de Petrer, a tenor de las tímidas gotas que cayeron justo antes de la Entrada de Bandas del Jueves, se equivocaba. Con calor, incluso demasiado calor, las miles de personas que se acercaron al centro de Petrer para ver la Entada Cristiana pudieron disfrutar de altas temperaturas además de un espectáculo de colores a cargo de las diez comparas de los Moros y Cristianos. Los paraguas, en este caso, sirvieron para tapar los intensos rayos que caían sobre Petrer hacia el mediodía.

Si algo caracteriza a las fiestas de Petrer es su puntualidad en las Entradas, que no se retrasan si no es por causas de fuerza mayor. Así, a las 11 horas, arrancaba el desfile con el acompañamiento de la Sociedad Unión Musical, encargada de dejar las primeras notas del desfile. La comparsa de Labradores optó por un boato sencillo marcando bien sus señas de identidad, fuertemente ligadas al folclore y la vida del campesino. Siguiendo a la banda de música, un gran panel, con el escudo de la comparsa en el centro, recordaba sus 65 años de historia mediante fotos antiguas. Las piezas más espectaculares del boato llegaban justo después, con dos "gegants" vestidos con la indumentaria típica, a la que seguía un grupo de peregrinos al ritmo que marcaban las dulzainas y los tamboriles. La música seguía siendo indiscutible protagonista en esta primera parte del desfile, y el siguiente bloque se encargaba de demostrarlo desplegando danzas populares a su paso, interpretadas en directo por un grupo de mandolina, guitarra y percusión. El último bloque dejaba una imagen de dos generaciones de festeros, los más veteranos y los recien llegados, realizando el desfile en carroza. Seguidamente, como corresponde a la comparsa que abre el desfile, la Capitanía de los Labradores acompañaba al Embajador Cristiano, Francisco Javier Yelo, en su periplo por las calles de Petrer, precedidos por la pequeña rodela, Claudia, saludando sobre el palanquín. Como marca la costumbre, el punto álgido de la Entrada, tanto de esta como de la que se celebra esta tarde, llega en la subida calle Gabriel Payá, en su intersección con Cánovas del Castillo, en la que se coloca la tribuna de autoridades y el punto en el que más público se concentra.

Cristianos

Lo que sí cambia en cada Entrada son los trajes, la vestimenta por la cual cada escuadra ha trabajado durante todo el año, lo que se comentará durante las comidas y reuniones sociales y quedará plasmado, para el recuerdo, en las miles de fotografías que se toman a lo largo de todos estos días.