Los montículos de asfalto viejo y troceado depositados en uno de los accesos de Petrer y Elda desde la autovía de Alicante-Madrid, el que se sitúa concretamente junto a la subestación de Iberdrola de la partida El Guirney, han aumentado con nuevas "dunas de chapapote", extendiéndose también por los vecinos términos municipales de Novelda y Sax.

Hay más montañas de alquitrán junto a las vías de servicio de la entrada a la urbanización residencial de la Loma Badá, y también en el primer acceso al municipio de Sax desde la A-31 en sentido Madrid, en la Loma del Sombrero.

Su origen sigue siendo un misterio porque, tal y como este diario ya informó el pasado 27 de abril, nadie sabe de dónde ni cómo han ido a parar a estos enclaves toneladas y toneladas de asfalto triturado y retirado de las carreteras, ni quién ni de qué modo se están acopiando en los puntos donde ahora son perfectamente visibles.

Sin embargo, las fuentes consultadas han arrojado algo de luz al misterio del alquitrán. Apuntan a que el "chapapote" procede de los trabajos de reasfaltado de la autovía de Madrid en el tramo que transcurre por las comarcas del Alto y Medio Vinalopó. Tareas que pueden apreciarse en la propia calzada y que se realizan de noche para no dificultar el denso tráfico diario que soporta esta antigua carretera nacional reconvertida en autovía.

Una sofisticada máquina levanta, como si de una lija móvil y gigante se tratara, un par de centímetros de la carretera y el material de desecho se recoge y se transporta en camiones hasta las zonas de acopio situadas junto a la A-31 y que, por tanto, son de uso exclusivo de la Unidad de Carreteras del Ministerio de Fomento.

Un proceso parecido ya se realizó a finales de 2002 y en aquella ocasión la dirección de Carreteras cumplió el compromiso de "adecentar" las zonas de Sax, La Colonia de Santa Eulalia, Novelda y Petrer próximas a la autovía, donde se había acumulado el viejo asfalto previamente retirado durante las obras de renovación del firme de la autovía. Unos desechos que, según aseguraron entonces los expertos, no son contaminantes y se van retirando a medida que se reutilizan en la mejora de caminos.