La cárcel de Villena fue concebida inicialmente por el Ministerio del Interior para albergar 720 internos en celdas individuales. Sin embargo, desde hace más de un año la población reclusa se mantiene de forma constante por encima de los 1.300 presos que, además, están obligados a compartir las celdas de dos en dos salvo en el módulo de aislamiento por motivos de seguridad.

La masificación se ha "cronificado" en el centro penitenciario Alicante II hasta convertirse en un fenómeno estructural que, según vienen denunciando los sindicatos de prisiones, aumenta el clima de tensión entre los reclusos, propicia un mayor riesgo de agresiones entre ellos y hacia los funcionarios, y podría terminar colapsando algunos servicios.

A la saturación que sufren los módulos residenciales, sobrecarga de la que en estos momentos sólo se libran los pabellones de mujeres, jóvenes, aislamiento y enfermería, cabe añadir el éxodo de funcionarios en busca de nuevos destinos. Un proceso de traslado que está ahora en marcha y responde a diversas causas. La promoción interna y el acercamiento de los trabajadores a sus municipios de origen son quizá las dos más importantes. Pero no son las únicas. La prisión de Villena no tiene "mala fama" entre los funcionarios pero desde sus inicios se considera un "lugar de paso" necesario antes de poder optar a una plaza en las cárceles de las capitales de provincia como Alicante, Valencia o Murcia. Otro de los problemas que entraña es su ubicación alejada de los núcleos urbanos. La ciudad de Villena, por ejemplo, está a diez kilómetros de distancia. Alicante a 70, y Murcia y Valencia a 100 kilómetros. Esto termina cansando a los trabajadores, que tienen que realizar muchos kilómetros en sus desplazamientos semanales y hacer frente al gasto adicional del combustible si acuden con sus vehículos propios. Todo ello explica el actual éxodo laboral.

Según informan las fuentes sindicales consultadas, de los 400 trabajadores que componen la plantilla de la cárcel de Villena alrededor de 200 han obtenido el visto bueno de la dirección general de Instituciones Penitenciarias en el último concurso de traslados. Buena parte de ellos ha logrado plaza en la nueva prisión y centro de inserción social de Murcia y otros muchos ya han recibido la autorización para poder incorporarse a Fontcalent y Picassent. Sus plazas no se van a quedar sin cubrir. De hecho, en los últimos días se están produciendo muchas incorporaciones en la cárcel de Villena. Pero el hacinamiento que sufre esta moderna prisión no es algo nuevo. En marzo de 2010 el CSIF ya alertó de la grave situación en la que se encontraba el módulo de mujeres. En aquel momento el número de reclusas superaba el doble de la capacidad que tenía asignado el departamento, lo que obligaba al traslado de las sobrantes al módulo de ingresos por las noches y al mediodía. La dirección general de Instituciones Penitenciarias tomó buena nota y reaccionó con rapidez. Prueba de ello es que en estos momentos el pabellón de mujeres es uno de los menos saturados de Alicante II.