El santuario de Santa María Magdalena, que otorga un aire modernista al histórico cerro de La Mola, ha terminado de construirse tal y como fue concebido por su creador, el ingeniero noveldense José Sala Sala, que con este singular monumento que se comenzó a levantar en 1918 quiso simbolizar el jarro que la santa le ofreció a Jesús. Sin embargo, la irrupción de la cruenta Guerra Civil obligó a paralizar esta edificación única que, no obstante, pudo darse por finalizada en 1946 aunque las carestías propias de la posguerra obligaron a rematarla sin cuidar detalles ni utilizar materiales adecuados.

Ahora, casi un siglo un después, la joya del Modernismo local ya brilla con plenitud tras acometerse los trabajos de consolidación y rehabilitación del templo y, hace apenas unos días, con la colocación de las vidrieras que se han confeccionado siguiendo el diseño del autor del proyecto con sus originarias figuras religiosas y modernistas. Un proceso en el que ha sido fundamental la determinación del Ayuntamiento de Novelda a través de la concejalía de Cultura y Patrimonio que dirige Víctor Cremades, y que no se podría haber acometido sin la financiación de la CAM, del Plan E del Gobierno central y del propio Consistorio. En total unos 300.000 euros que se han destinado a la consolidación de las torres y la cúpula, la sustitución del tejado de uralita por otra de cerámica y el desarrollo de diferentes trabajos para remozar el camerino de la santa, limpiar la fachada e instalar las cristaleras. Ocho en los laterales de la nave y dos monumentales en el altar. Ventanales de colores con ángeles, cielos y cruces que otorgan al santuario patronal un aspecto mucho más luminoso que el que ofrecían las anteriores ventanas de policarbonato, y que han sido además fabricados por la firma madrileña Vitro con una técnica especial para multiplicar su vistosidad cuando cae la noche y hay muy poca luz en el interior.

Ha tenido que pasar casi un siglo pero la obra ya ha visto la luz.