Los presuntos autores del robo del cobre de los transformadores eléctricos de cuatro canteras de mármol de Monóvar ya están en manos de la Justicia. Agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local de Fortuna y Abanilla los han detenido esta misma semana tras una peligrosa persecución por tierras murcianas que pudo haber tenido un trágico desenlace.

Fue concretamente en la madrugada del miércoles cuando las patrullas de Abanilla dieron el alto a una furgoneta y a un turismo que infundió sospechas a los agentes. Los dos únicos ocupantes desobedecieron la orden y huyeron velozmente en dirección al vecino municipio de Fortuna. Durante la persecución el conductor del coche intentó sacar de la carretera a uno de los vehículos policiales poniendo en serio peligro a los agentes. Lo que no sabían los fugados es que en Fortuna les estaba esperando otra dotación de la Policía Local con la que se había contactado minutos antes desde Abanilla para que se sumaran al dispositivo.

Al final tanto la furgoneta como el turismo, del que posteriormente pudo comprobarse que había sido sustraído en Alicante, fueron interceptados y sus ocupantes detenidos. Son dos ciudadanos rumanos de 32 y 33 años de edad que responden a las iniciales de N.D. y G.A., y que transportaban en sus respectivos vehículos una gran cantidad de cable de cobre así como útiles y herramientas que pudieron haber sido utilizados en diferentes acciones delictivas.

Las investigaciones posteriores han permitido imputarles seis supuestos delitos de hurtos y robos de cobre cometidos en los últimos meses en los municipios alicantinos y murcianos de Algueña, Monóvar, Abanilla y Fortuna. Entre ellos figura, precisamente, el que tuvo lugar en la madrugada del pasado 9 de octubre en cuatro de las cinco canteras del Monte Cavarrasa que se halla situado en la pedanía monovera de La Romaneta. Un "planificado golpe" que obligó a paralizar las extracciones del preciado mármol Rojo Alicante porque los daños ocasionados en los transformadores dejó sin suministro eléctrico a toda la explotación minera durante una semana.

Los asaltantes pudieron llevarse consigo más de 3.000 kilos de cobre ocasionando pérdidas superiores a los 300.000 euros. Y ello sin entrar a valorar el coste por la paralización forzosa de la actividad extractiva hasta que todos los desperfectos ocasionados por los ladrones pudieron ser reparados. Unos daños que fueron cuantiosos y que el encargado de una de las canteras afectadas calificó en su día de "tremendos" recordando, en tal sentido, que cuando llegó al tajo a la mañana siguiente del suceso "esto parecía la ciudad sin ley. Lo habían arrasado todo con la pala porque no sólo se conformaron con robar, también se dedicaron a hacer daño por pura diversión". Para ello emplearon una potente pala con la que volcaron un camión bañera y echaron abajo las casetas de obra de varias canteras.