La torre vigía de Elda ya se ha librado de los andamios. Los trabajos para su restauración ya han concluido y, con ello, el fortín medieval, ya libre de riesgos, se asegurará su permanencia en la sierra de La Torreta quizá por al menos otros seis siglos más. La rehabilitación de la torre, catalogada como Bien de Interés Cultural, no ha sido fácil. Y es que no han sido pocas las trabas que el director de obra, el arquitecto Ricardo Segura, y su equipo se han ido encontrando a lo largo del camino. Desde los problemas que en su día presentó el hormigonado y que provocaron el derrumbe de parte de la estructura a las fuertes lluvias caídas durante el pasado invierno, que hicieron especialmente complicados los trabajos.

Sin embargo, contra viento y marea, la torre vigia luce ya rehabilitada, testigo de más de seis siglos de historia. La historia de este fortín medieval, enclavado en la sierra de La Torreta, se remonta al año 1386, con su construcción a instancias de la reina Sibilia de Forcia, señora de Elda. La torre de vigilancia se levantó en la que era una zona insegura, afectada por incursiones y escaramuzas periódicas, para mantener la seguridad en el camino entre Elda y Sax y, de manera secundaria, en el camino de La Noguera, que se dirigía hacia Petrer. El monumento, en la actualidad catalogado como Bien de Interés Cultural, continuó en uso durante la Edad Media y parte de la época moderna. Con posterioridad, fue utilizada ocasionalmente por su valor estratégico y militar durante la Guerra de Sucesión, la Guerra de la Independencia y posiblemente las Guerras Carlistas, hasta su definitivo abandono, que provocó una progresiva degradación del monumento, que se aceleró en las últimas décadas del siglo XX.

Una vez culminada la restauración de la torre de vigilancia, el proyecto contempla además una segunda fase por la que se acometará la adecuación del entorno y de los accesos.