El arte culinario de Paco Torreblanca traslada el deleite de los sabores y olores del chocolate a una nueva dimensión, que de la mano de este gran maestro pastelero se convierte en arte para la vista. Paco Torreblanca combina la tradición y el saber hacer culinario con el arte, la ciencia y la tecnología, para desarrollar su creatividad. Las texturas del azúcar o el chocolate permiten crear esculturas efímeras que nacen para morir en nuestra boca.

Desde su obrador en Monóvar, donde ahora reposan las esculturas tras ser expuestas por todo le mundo, Paco Torreblanca mantiene intactas las espectaculares obras de arte en cámaras frigoríficas con el fin de que los amantes del chocolate disfruten de su belleza al máximo.

Con las obras de chocolate, el artista pastelero abre un nuevo camino en la concepción de las figuras artísticas en pastelería. En manos de Torreblanca el azúcar se materializa en formas mágicas y sorprendentes entre la arquitectura y la escultura, la transparencia y la opacidad, las luces y las sombras creando maravillosas esculturas. Con nuevos tratamientos, técnicas y aplicaciones con el azúcar satinado, soplado, colado, isomalt, burbuja, pastillaje, el maestro pastelero nos propone un apasionante paseo por el arte contemporáneo, un arte dulce y efímero que se construye con el azúcar como principal material y un arte que supera formal, técnica y conceptualmente la tradición del trabajo del caramelo en pastelería.

Fundición

El artista, bajo la cultura japonesa y la filosofía de Junichiro Tanizaki el chocolate es fundido a 33 grados centígrados creando una masa manejable que permite modelar las esculturas que serán congeladas después para mantener toda la pureza del chocolate. En las manos de Paco Torreblanca el chocolate se convierte en una piedra hermosa en la que el artista con el cincel de su cuchara construye magnificas esculturas que apenas en unos minutos parte de la materia de quienes tuvieron la fortuna de fundirse con ellas.