La obra que se ha "atragantado" a todos los equipos de gobierno en Novelda durante las dos últimas décadas comienza a dar señales de recuperación. El velódromo, cuya construcción se inició a finales de los años 80, está siendo estos días objeto de una exhaustiva limpieza, el paso previo a los trabajos que deberán dar por concluida una infraestructura deportiva completamente abandonada y convertida en una estructura muerta.

El Ayuntamiento de Novelda aprobaba el pasado 17 de junio la adjudicación definitiva de las obras de restauración y ampliación del velódromo, de las que se hará cargo el Grupo Generala de Servicios Integrales. Estas obras, que comenzarán presumiblemente la próxima semana, tienen un coste de 720.869,75 euros con cargo al Plan Confianza de la Generalitat Valenciana. A partir de este momento, una vez saneada la estructura, la mercantil dispone de un plazo de 8 meses para dar al velódromo la vida que nunca ha tenido.

Dentro de las actuaciones de restauración y ampliación, además de la pista de rodamiento para practicar el ciclismo, la zona central se preparará como espacio polivalente, teniendo cabida en ella otro tipo de deportes. Se dotará también al recinto de vestuarios y gradas para albergar público durante las competiciones deportivas.

El velódromo de Novelda se comenzó a construir a finales de la década de los 80, con el alcalde socialista Salvador Sánchez Arnaldos al frente del Ayuntamiento. La obra quedó paralizada tras una primera fase por falta de financiación, y los sucesivos mandatarios que ocuparon la alcaldía de Novelda no pudieron o quisieron retomarla durante su gobierno.

El recinto, ya muy degradado por la falta de mantenimiento, fue tristemente célebre a principios de la década pasada cuando se convirtió en refugio de diez familias rumanas sin techo, compuestas por 21 adultos y 15 niños que levantaron un campamento disuelto, en abril de 2001, por la entonces alcaldesa, la popular Milagrosa Martínez, por la falta de salubridad y precariedad de unas instalaciones a medio construir. Un año más tarde, la historia se repetía con idéntico resultado.

Hay que avanzar hasta 2006, con el PP de Rafael Sáez en el gobierno municipal. La corporación aprobó en diciembre de ese año una moción del Bloc en la que el Ayuntamiento se comprometía a retomar la obra del velódromo, hablando incluso de una partida presupuestaria para ello. Finalmente ha sido de nuevo un socialista, Mariano Beltrá, quien la ha puesto en marcha aprovechando los planes del Consell para apoyar la inversión productiva en los municipios.