La tranquilidad de la periferia se paga caro en barrios como la Huerta Nueva, donde los vecinos denuncian sufrir un completo "abandono". Las numerosas pintadas en las paredes, las aceras deterioradas, la falta de iluminación, la poca vigilancia policial y, sobre todo, la escasez de medios son algunas de las reivindicaciones de un barrio que sufre constantes actos vandálicos, según las quejas constantes de los vecinos.

Frente al "glamour" del centro de Elda, los vecinos de la Huerta Nueva se sienten "abandonados" por el equipo de gobierno del PP y denuncian que la periferia ha sido "olvidada" por el Ayuntamiento. "Los actos vandálicos son constantes; hay numerosas pintadas por el barrio, los contenedores están destrozados y el mobiliario urbano no dura nada. Hace apenas unos meses que arreglaron el parque de la Ribera y ya faltan cuatro papeleras. También han robado los cables de cobre de las instalaciones eléctricas, por lo que numerosas calles han quedado a oscuras", explica el presidente de la Asociación Estación 4 Zonas, Miguel Jara.

A los desperfectos causados por los vándalos se suman las constantes deficiencias que a lo largo de los años han ido acumulando el barrio, poblado por unos cinco mil vecinos. Además, el paso del tráfico por la carretera de Sax, ha hecho que el asfalto esté en pésimas condiciones, provocando que los vehículos lleguen a quedarse atascados por los socavones en la vía.

El pavimento de la acera también brilla por su ausencia en muchas vías, como por ejemplo en la calle Río Vinalopó, donde es muy peligroso circular al tener que hacerlo en varios tramos por un arcén con una gran intensidad de tráfico y con ausencia de pasos de peatones.

La existencia de inseguridad y conflictos son otras evidencias que se sufre a diario en el barrio Huerta Nueva. La escasez policial, sobre todo por la noche, y la proximidad al barrio de la Unidad de Conductas Adictivas de Elda (UCA), con un alumbrado escaso y cerca de un parque, ocasionan un peligro para los niños que juegan en las inmediaciones. "Es una pena ver el barrio, está abandonado. Alrededor de la UCA la suciedad se amontona cada vez más. Se pueden ver jeringuillas por todo el parque e incluso algunos drogodependientes pinchándose delante de los niños que pasan cada día para ir a la escuela. El jardín está completamente abandonado y los niños hace años ya que no juegan allí", explica María Martínez, una vecina de las proximidades a la Unidad de Conductas Adictivas de Elda.

Dentro de las instalaciones deficitarias que existen por todo el barrio, los vecinos destacan la peligrosidad de la escalera de acceso, desde la avenida de la Ribera a los campos de fútbol de La Sismat. Una escalera muy empinada, con desperfectos, que los vecinos del barrio utilizan, asimismo, para llegar al cementerio. "La gente mayor baja asustada por la inseguridad de ésta", explica un vecino.

Una petición que no llega

Son numerosas las reclamaciones que durante años han denunciado los vecinos de la Huerta Nueva. Incluso en varias ocasiones han recogido hasta tres mil firmas, pero "estas peticiones no llegan", explica Pepe López, un vecino del barrio.

La falta de comercios es una grave preocupación para los ciudadanos de la Huerta Nueva que ante la inexistencia de un supermercado se ven obligados a utilizar el transporte público o un vehículo privado para poder acceder.

"Desde siempre hemos tenido que buscarnos la vida para poder tener muchas cosas. Y ahora al menos de vez en cuando aparece el autobús, y si aparece, porque si no debemos bajar al pueblo andando y subir cargados con las bolsas con todo el calor y la media hora no te la quita nadie", explica Manolo Sánchez, quien añade que les prometieron "un Mercadona hace muchos años y aún lo estamos esperando. Mucho adornar y dejar bonito el centro, pero de los barrios se olvidan".

Barreras arquitectónicas

Toda la peligrosidad del barrio se va observando si se camina por la avenida de Sax. Además, el barrio no está acondicionado para que se transite por él con una silla de ruedas sin riesgo de sufrir un accidente. Y es que la pavimentación ha dejado muchas barreras arquitectónicas.

Casi ningún paso de peatones tiene acceso directo a las aceras y para cruzar la calle tienen que salirse de él para acceder por una rampa que está en la misma esquina. Las rampas están sin señalizar y, en la gran mayoría de ellas, el discapacitado tiene que ser ayudado por alguien para subirlas, pues no están a "ras" del asfalto. Aunque a cualquier viandante no le supondría un problema, la situación, cuando se está sentado en una silla, se complica.

Por todo ello, las quejas por parte de los vecinos de la Huerta Nueva son constantes. "Nos parece muy bien que se haya arreglado el centro de la ciudad, pero los ciudadanos de Elda, la mayoría, vivimos en los barrios y somos los grandes olvidados. Lo que pedimos no es para mejorar la estética del barrio, que también estaría bien, sino para garantizar que podamos andar sin preocupación por las calles del barrio".