El párroco de la iglesia de San José Obrero de Elda, junto con otros siete socios, ultima estos días la puesta en marcha de una empresa privada con la que dar cabida a desempleados de larga duración en dicha localidad y la vecina Petrer. La mercantil, una sociedad limitada creada con el capital mínimo, comenzará a ofrecer servicios de costura para Moros y Cristianos y catering a partir del mes de septiembre. La filosofía de la empresa está basada en los preceptos de la "economía de comunión", que propone una sociedad que, sin dejar de ser eficiente, destine parte de sus beneficios a fines sociales.

La previsión que los miembros de esta sociedad manejan cuando queda poco más de un mes para que comience a funcionar es la de crear cuatro puestos de trabajo directos, dos en el taller de costura y dos para el catering. Puestos de trabajo que se reforzarán en el momento en que la empresa comience a recibir más encargos en cualquiera de los dos campos en los que ofertará sus servicios. En las próximas semanas, los asociados, cuatro de Elda y tres de Petrer, presentarán el logotipo y el nombre de la empresa, así como su paquete de ofertas, para comenzar a funcionar.

Filosofía

La "economía de comunión" busca generar un bien social mediante la acción de las empresas. El servicio de catering se orienta, además de a cuartelillos y celebraciones, a dar cobertura a personas mayores o que no se pueden valer por sí mismas. "Por ejemplo"-explica Ignacio García, párroco-"llegar a las personas que se quedan fuera de programas como Menjar a Casa por superar la renta máxima, que son 350 euros. Por 120 al mes, nosotros ofrecemos comida de lunes a domingo para aquellas que siguen teniendo una renta baja. Con esto generamos dos o tres puestos de trabajo además de dar un servicio de calado social, todo sin entrar en una competencia salvaje y sin saturar el mercado".

Los orígenes

El origen de la empresa hay que buscarlo en el párroco de San José Obrero. Ignacio García trabajó durante varios años en el Proyecto Lázaro, un programa de inserción laboral. Allí, recogiendo chatarra, se dio cuenta, como relata él mismo, "que muchas personas podían vivir con muy poco". Ya en su barrio, una zona obrera con la que la crisis se ha cebado especialmente, se decidió plantear una alternativa con la que generar puestos de trabajo desde una óptica diferente. "La crisis ha hecho mella porque la economía no funciona, así que hay que aprender la lección y apuntar en otra dirección".

Las ideas de Nacho consiguieron convencer al resto de inversores para embarcarse en esta iniciativa, miembros que han entrado en la sociedad con una inversión mínima, cerca de 400 euros. Elena Andújar, una abogada del barrio e inversora, explica que han querido "arriesgar lo justo" en la puesta en marcha de la empresa, e ir comprobando cómo se desenvuelve en el mercado. "No hay que perder la perspectiva de que esto es una empresa normal, el objetivo es ganar dinero, aunque los beneficios vayan destinados a otra cosa"

Posibilidades de expansión

Uno de los primeros proyectos de la empresa es el de ofrecerse a los ayuntamientos de Elda y Petrer para intentar colaborar con el área de Servicios Sociales de los dos municipios. La sociedad, además, se plantea actuar como "germen" de otras de igual filosofía que puedan surgir a raíz de ella y actuar asociados. "Si algún trabajador ve que puede montar su propia empresa le vamos a animar. De esta manera se crearía una red con la que compartiríamos unos mismos fines, dar trabajo y dar servicio a los necesitados".