Coincidiendo con los últimos compases del Mundial de Fútbol, sin duda el acontecimiento del verano, el Centro Penitenciario Alicante 2 de Villena ha iniciado su propia competición deportiva entre internos. Más de trescientos presos de 33 nacionalidades diferentes se enfrentarán hasta el próximo mes de septiembre en la segunda Olimpiada que el centro organiza en sus ocho años de historia.

Un campeonato que, a semejanza de los juegos mundiales que todos conocemos, tuvo ayer su propia ceremonia inaugural. Una gala en la que no faltó detalle ya que hubo música, deporte y un desfile de abanderados que culminó con el encendido de todo un símbolo como la llama olímpica, que fue encendida por los españoles.

Estos singulares juegos olímpicos han comenzado sin ningún límite ni restricción. Los más de trescientos reclusos que tomarán parte de las competiciones proceden de todos los módulos del centro. "Aquí hay de todo, de lo más bueno a lo más malo, todo el que ha querido apuntarse", reconocía ayer Gloria Cordell, monitora del polideportivo y organizadora de los juegos. El subdirector de Seguridad lo confirma, aunque parece difícil de creer viendo el entusiasmo con el que recibían a los voluntarios que participaron en la ceremonia inaugural.

La diversión no es algo que abunde en prisión, por lo que ayer todos los internos, los que compiten y los que sólo son espectadores, se encontraban sobreexcitados. "Hola, soy el árbitro. Me voy a encargar de pitar el partido". Un preso se presentaba así al grupo de voluntarios de La Caixa que abría la ceremonia inaugural disputando un partido de fútbol sala contra un equipo de presos. En el acceso a la pista del polideportivo, las "delegaciones" de cada país aguardaban el momento de realizar su entrada con ganas, no obstante, de no perderse el encuentro. Es por eso que, contener a los internos que quedaban en el rellano durante el partido se presentaba como una tarea harto difícil. Todos querían asomarse para "entrar a echar un ojo", escabulléndose por detrás de los funcionarios como críos traviesos. Cada gol -marcaron hasta dos- de sus compañeros fue recibido con apasionados vítores y aplausos.

Un estruendo de percusión procedente del exterior de la pista daba por finalizado el breve encuentro. La escuela de samba y percusión Pan de Azúcar levantaban a los reclusos de sus asientos con un contagioso ritmo, al tiempo que la asociación Capoeira Aboliçao hacía una demostración. Tras ellos, y precedido del himno de cada país-cedidos, así como las banderas, por las embajadas y consulados-, los abanderados de las 33 naciones participantes entraron bajo una lluvia de aplausos en la pista. Algunos en solitario otros, como los marroquíes o colombianos, más numerosos, se fueron colocando para conformar una colorida multitud.

Fomentar la convivencia

La que ahora arranca no es la primera olimpiada que se celebra en la cárcel de Villena, aunque sí es la primera en la que participan internos de tantas nacionalidades. Los fuertes flujos migratorios convierten las prisiones estatales en un contenedor de culturas obligadas a convivir forzosamente, y es necesario que desde las propias cárceles se lleven a cabo iniciativas que fomenten las buenas relaciones.

La colaboración de entidades sociales resulta imprescindible para organizar una competición de este tamaño dentro de la cárcel. Por ello, empresas como Mustang, López Legaz, Deportes Barranco, Coca-Cola, Kas, Campofrío, Grandes Hoteles, Gaviota Simbac, Epe o Erum, aportan desinteresadamente desde el catering de la competición hasta el equipamiento de los presos. Por otro lado, entidades como la CAM, La Caixa o asociaciones como Mon Jove, Latina América Manta, Cultural Danae o Kumare la Kumu también han querido participar, de una u otra manera. con esta olimpiada.