Un parte médico confirma la existencia de heridas leves por abrasión en la boca de la enfermera que sufrió un posible intento de envenenamiento al mediodía del pasado martes mientras se encontraba trabajando en el Módulo de Enfermería de la cárcel de Villena.

Tal y como este diario adelantó ayer, el suceso se produjo cuando la enfermera bebió un trago de agua mineral de una pequeña botella que había comprado y guardado unas horas antes en su taquilla y en la que, al parecer, algún desconocido pudo haber introducido lejía o algún otro tipo de sustancia ácida o corrosiva.

Hermetismo

Nada se sabe de las pesquisas que la Guardia Civil está llevando a cabo para tratar de esclarecer los hechos ni tampoco hay constancia alguna de si la dirección del centro penitenciario Alicante II ha abierto una investigación interna. Impera, por tanto, un gran hermetismo.

Asombro e incredulidad

En cualquier caso el suceso ha causado un gran asombro entre los funcionarios y ha suscitado todo tipo de comentarios de extrañeza e incredulidad. Algunos de los trabajadores con los que este diario contactó ayer no podían dar crédito a lo sucedido porque a las taquillas situadas en el vestuario del pabellón de Enfermería sólo tiene acceso el personal sanitario y, además, suelen permanecer cerradas con llave mientras los profesionales pasan consulta o atienden a los internos ingresados. En este caso ningún funcionario ni recluso observó ningún movimiento extraño ni tampoco se detectaron signos externos de que la taquilla hubiera sido forzada o manipulada de algún modo.

El análisis del contenido de la botella, que ya ha sido enviada a un laboratorio especializado, será en este caso determinante para la investigación.