Las excavaciones arqueológicas realizadas bajo la dirección de Gabriel Segura en el Sector 9 de Elda, la zona de expansión urbana de la ciudad, permitieron descubrir en agosto de 2008 los restos de una pequeña casa de labor de época romana que hace 2.000 años fue utilizada para elaborar aceite de oliva. Esta explotación agrícola fechada entre el año 30 antes de Cristo y el 150 después de Cristo, en plena época del Alto Imperio, se organizaba en torno a un gran patio central rodeado por diez habitaciones de planta cuadrada. En este recinto acotado de 600 metros de superficie el equipo de investigadores de Arquealia halló las estructuras de una cocina, un almacén, un pozo de agua, un taller de coser, dos pequeños hornos de leña para hacer pan y calentar agua y, lo más importante, una almazara -torcularium- con dos balsas de decantación para la obtención del preciado aceite. Pues bien, todo este legado arqueológico, considerado como el más relevante de cuantos han aparecido en Elda en los dos últimos años, ha sido debidamente estudiado, sellado y enterrado para construir una plaza dura justo encima. Un amplio espacio pavimentado y transitable.

Las excavaciones se prolongaron por espacio de tres meses pero la investigación científica sobre esta "oficina oleícola" al servicio de una villa romana todavía por descubrir, no finalizó hasta octubre de 2008. El hallazgo vino a confirmar la hipótesis ya adelantada por el arqueólogo municipal Antonio Poveda sobre el origen romano de la huerta de Elda y su red de caminos. Una circunstancia que llevó al Museo Arqueológico a emitir un informe advirtiendo sobre la necesidad de realizar catas en el Sector 9 antes de comenzar a ejecutar las obras de urbanización hoy en día acabadas. El agente urbanizador fue sensible al requerimiento y financió las excavaciones pero, a juzgar por el hormigón que tapa ahora el yacimiento, ni él ni el Ayuntamiento de Elda ni la Conselleria de Cultura han estado por la labor de poner el valor el hallazgo arqueológico integrándolo en esta "zona verde" para hacerlo visitable una vez restauradas sus estructuras y colocadas las pantallas de metacrilato habituales en estas obras. Justo lo que quiere hacer el Ayuntamiento de Aspe con los vestigios del tercer castillo medieval aparecidos junto al Tarafa. Un descubrimiento del que este diario informó hace un mes y que ha motivado más inversión municipal para seguir excavando y un cambio de planes en la apertura de un nuevo vial con el fin de conservar y mostrar el yacimiento aspense.