Mientras son muchos, cada vez más, los trabajadores que se eternizan en las listas del desempleo, otros muchos van cogiendo oportunidades al vuelo, incluso dos o tres al mismo tiempo. Lo que sea con tal de llega a fin de mes. En la gran mayoría de los casos, no son los puestos de trabajo de sus sueños, ni tampoco los mejor pagados del mundo, pero "hay que llegar a fin de mes" y, para ello, "hay que hacer lo que sea".

La actual situación de crisis ha arrojado los escenarios más diversos, tantos como trabajadores hay desesperados por reunir una cantidad decente con la que poder cerrar el mes, hacer frente al pago de la hipoteca o el alquiler, los recibos varios y, por supuesto, llevar el pan a casa. Llegada una situación en la que ya tantos parados están agotando la prestación de desempleo, se acabó lo que ya para muchos empieza a parecer una auténtica utopía: volver a trabajar "de lo mío". "Hay que cambiar el chip; a mí al principio me costó un poco hacerlo, pero es lo que hay, si no ya te puedes resignar a quedarte en el paro de forma indefinida", comenta María. Tiene 35 años. Diplomada en Turismo, hace un año y medio que se quedó en el paro al cerrar la agencia de viajes en la que trabajaba en Villena. Tiene una experiencia profesional de diez años en su sector y domina tres idiomas.

"Por supuesto, primero intenté encontrar trabajo en lo mío, pero no había manera. Y mientras se me iba consumiendo el paro. Llegó un momento en el que cambié el chip y decidí que, sí o sí, tenía que ampliar las miras e ir cogiendo lo que fuera hasta que llegaran tiempos mejores", comenta María. Ahora, a falta de uno, tiene tres trabajos. Eso, si, ninguno "de lo suyo". "Para sacarme algún dinero extra cuando estaba en el paro, trabajaba las noches de algún fin de semana en un bar de un amigo. Ahora trabajo todos los fines de semana. Por las mañanas, entre semana, trabajo de administrativa en una empresa y dos días a la semana por las tardes doy clases de inglés en una academia", explica.

"Ninguno de estos trabajos es el empleo de mi vida ni, la verdad, se puede decir que estén muy bien pagados, más bien lo contrario, pero bueno, entre unos euros por aquí y otros por allá voy haciendo malabarismos, que de eso se trata. No hay otro remedio, porque la hipoteca no se paga sola", comenta María resignada.

Antonio es otro trabajador "todoterreno", otro "malabarista del pluriempleo". Trabajaba a tiempo completo en una fábrica de calzado pero el año pasado le redujeron las horas y, con ellas, el salario, así que no le quedó otra que buscarse la vida para completar la nómina. Araña parte del sueldo haciendo lo que popularmente se conocen como "chapuzas", como electricista o fontanero. No todos los meses son buenos, porque sobre todo trabaja por el "boca a boca", pero "va saliendo alguna cosilla que otra, porque la gente cuando se le estropea algo quiere arreglarlo como sea, antes que tener que comprarse otro aparato", comenta. Cuando cuelga el mono de trabajo, se coloca detrás de la barra a poner cañas, refrescos y copas "y lo que haga falta" en el bar donde trabaja todos los fines de semana.