"La Virgen de Fátima ha hecho un nuevo milagro, ha intercedido evitando una tragedia segura en las carreteras de Portugal". Así de convencido y rotundo lo explicaba ayer Manuel Ortiz, el responsable de los 51 jóvenes de la parroquia del Buen Pastor de Aspe que el miércoles se vieron implicados en un aparatoso accidente de autobús cuando se dirigían en peregrinación al Santuario de Fátima, donde iban a participar en el Encuentro con Benedicto XVI.

El siniestro pudo haber tenido graves consecuencias pero terminó saldándose con tres heridos leves de los que sólo dos necesitaron asistencia médica. Concretamente una niña de 14 años por una contusión en la espalda y una joven de 17 con un ataque de ansiedad. El otro herido, de 15 años, se dio cuenta horas después de que tenía un rasguño en la pierna. En cualquier caso las dos afectadas fueron dadas de alta una hora y media después de ingresar en el hospital del municipio luso de Guarda.

Los dos conductores, los cinco adultos y el resto de ad0lescentes -de entre 14 y 22 años de edad- que componían la expedición aspense sólo se llevaron un gran susto. Algo lógico tras ver cómo el vehículo perdía el control en plena autovía y sufría importantes destrozos al colisionar con el quitamiedos metálico y la mediana de hormigón mientras la luneta delantera se resquebrajaba y la ventana del copiloto reventaba en mil pedazos.

El grupo de peregrinos, miembros todos de las comunidades neocatecumenales de la parroquia del Buen Pastor de Aspe, partió hacia Fátima a las cinco de la madrugada del miércoles. Doce horas más tarde estaba ya en Celorico da Beira, a 100 kilómetros de Salamanca y muy cerca de su destino. Pasaban unos minutos de las cinco de la tarde cuando el conductor decidió salirse de la autovía A-25 por el carril de desaceleración para repostar en una estación de servicio. En ese mismo instante se dio cuenta de que el autocar, que era nuevo, se había quedado sin frenos. Con una rápida maniobra volvió a incorporarse a la carretera para no chocar con los vehículos que estaban en la gasolinera. Una vez en la autovía el chófer pudo sortear varios coches pero terminó perdiendo el control. El autobús giró entonces bruscamente hacia la izquierda cruzando los dos carriles y arrancando primero el quitamiedos y destrozando a continuación la mediana. Un violento impacto que no logró volcarlo pero sí detener su marcha aunque lo dejó cruzado e invadiendo los dos carriles del sentido contrario. Afortunadamente el único ocupante del turismo que circulaba por la zona en ese momento logró esquivarlo evitando un choque en cadena de efectos imprevisibles.

Minutos después los viajeros subieron a un nuevo autocar para ser trasladados al cercano hotel donde pasaron la noche. Todos ellos coincidían ayer tarde en señalar que "ha sido un milagro de la Virgen que hayamos salido ilesos porque el autobús ha quedado hecho polvo". Los jóvenes se mostraban muy alegres. Todos estaban bien y por la mañana consiguieron participar en la eucaristía con el Papa. Ese era el objetivo de la peregrinación y lo habían logrado.