Manuel Rivero lleva un mes "sin apenas dormir ni vivir" porque dedica las 24 horas del día a vigilar la finca de la partida Montagud de Novelda donde trabaja. Quiere evitar, a toda costa, que le roben los caballos, ponis y galgos de competición que cuida y entrena después de que en los ocho últimos meses le hayan sustraído seis perros valorados en más de 3.000 euros y haya sufrido otros varios intentos de asalto. Uno de ellos se produjo en la noche del pasado 24 de marzo y pudo frustrarlo cuando los ladrones, que eran tres, ya habían saltado la valla y se dirigían a la perrera. Lo alertaron unos ruidos extraños y salió corriendo tras ellos con un bastón. Pero consiguieron darse a la fuga.

Manuel Rivero no tiene miedo pero está indignado y siente rabia e impotencia porque los delincuentes han conseguido cambiar sus costumbres y alterar su vida. "La vida de un ciudadano honrado que, como tantos y tantos otros, se dedica trabajar cada día para sacar adelante a su familia y sólo quiere proteger lo que honradamente es suyo", comentaba ayer en la finca. En el último de los robos, que se produjo en la lluviosa madrugada del pasado martes 13, se enfrentó a su agresor con una escopeta de caza. Sospechaba que los ladrones volverían a intentarlo y desde el 24 de marzo había decidido quedarse a dormir en un improvisado camastro, sin apenas condiciones, dentro del que será el futuro club social del poniclub que está ayudando a montar en una finca de una familia eldense.

Eran las cinco de la mañana cuando los perros comenzaron a gruñir. Salió con su escopeta, cargada con munición para cazar perdices, y se encontró a cinco metros con un hombre encapuchado, de 1,90 metros de altura y complexión fuerte, que llevaba un bate de beisbol. "Le grité varias veces que no se moviera, quería retenerlo y avisar a la Policía para poder recuperar los dos galgos que me habían robado, pero saltó por el hueco de la valla que había cortado antes para entrar y echó a correr por un ribazo de unos dos metros de altura. Fue entonces cuando yo disparé al aire en dos ocasiones con la única intención de asustarlo". Manuel no lo sabía pero uno de los impactos le dio en el cuello. Media hora después una patrulla de la Guardia Civil se presentaba en la finca porque el presunto ladrón, un lituano de 28 años afincado en la Vega Baja, pidió ayuda a los propietarios de un chalé próximo indicándoles que le habían disparado. Fue trasladado al Hospital de Elda y pocas horas después recibió el alta de las heridas leves que presentaba. Sin embargo Manuel fue detenido, conducido al cuartel y luego puesto a disposición de la juez. Ahora está imputado por un delito de lesiones.

"Vivimos en un sistema garantista que sólo

favorece al delincuente"

"Tengo 56 años y ya lo tenía claro desde hace mucho tiempo pero ahora lo tengo mucho más. En nuestro país el ciudadano de a pie está completamente desprotegido por las leyes ante un sistema garantista que sólo favorece al delincuente", denuncia Manuel Rivero lamentando "la injusticia, la inseguridad y la falta de libertad que sufrimos la gente honrada. Y digo la falta de libertad porque unos ladrones están disponiendo a su antojo de mi vida y de mi pasión por criar perros. Ellos viven tranquilamente pero a mí me están obligando ahora mal dormir y mal vivir para que no me roben lo mío". En este sentido Manuel recuerda el mal trago que pasó cuando fue "fichado" en el cuartel de la Guardia Civil y tuvo que comparecer ante la jueza como un delincuente más. "Sin embargo el ladrón que entró en la finca está en la calle, le dijo a la jueza que sólo quería pedir una manta para taparse porque estaba lloviendo y, según me han dicho, ha sido detenido más de 50 veces por robos con violencia; y por si no fuera poco en esa noche llevaba un cuchillo oculto, la linterna y los alicates con los que cortó las dos vallas para entrar. Y además llegó a decir que esto no había acabado aquí", añadió el afectado echándose las manos a la cabeza en señal de indefensión.