La ruptura definitiva entre los dos sectores del Partido Popular en el Ayuntamiento de Villena se hizo efectiva ayer, minutos antes de las dos de la tarde, con la presentación de un escrito de los cinco ediles campistas en el que ponían en conocimiento de la alcaldesa y presidenta local del partido, la ripollista Celia Lledó, la decisión de abandonar el grupo municipal popular. Una decisión que viene precedida de numerosos desencuentros entre ambas corrientes que se remontan al congreso provincial del PP, algunos de ellos incluso violentos, y que han tenido como detonante final el reciente enfrentamiento por el control de la planta de basuras de Vaersa en el que los intereses de la Diputación entran en confrontación con los del Consell.

En el escrito que los campistas presentaron ayer en el registro municipal aparecían las firmas de María Adela Serra, responsable de la Policía Local; Mari Paz Poveda, edil de Calidad Ambiental; Virtudes Amorós, concejal de Agricultura y Aguas; Juan Carlos Pedrosa, responsable de Bienestar Social, y Juan Francisco Richart, quién ya declinó semanas atrás seguir al frente de la delegación de Obras al no tomar ninguna medida la alcaldesa contra Isidro Gosálvez, uno de los asesores de Alcaldía, por una presunta agresión a este mismo concejal en plena calle.

Los cinco ediles campistas deciden abandonar el grupo municipal del PP "debido a las serias y profundas discrepancias surgidas a lo largo de su acción de gobierno y, sobre todo, a la acreditada incapacidad -de Celia Lledó- para mantener un diálogo fluido y una colaboración sincera y abierta con quienes fuimos elegidos en la misma candidatura, y que hemos sido tratados, no ya como adversarios, sino como enemigos". Su mensaje es muy crítico con la alcaldesa "porque no aceptamos la pretensión de imponernos sus decisiones a cualquier precio, incluso aquellas que se han demostrado como perjudiciales para los intereses de los ciudadanos de Villena; no fue elegida como alcaldesa de todos los villenenses para imponer su voluntad, sino para liderar un trabajo en equipo para el mejor servicio a nuestros conciudadanos", subrayan. Aseguran, además, que la decisión que han tomado se produce después de haber intentado "hasta la saciedad una colaboración y un diálogo honesto sin imposiciones por su parte para trabajar en beneficio de quienes nos han elegido", añadiendo que "la prepotencia y la incapacidad para el diálogo de la alcaldesa han defraudado nuestras expectativas y nos impulsan a tomar esta decisión antes de convertirnos en cómplices de su desgobierno y su autoritarismo".

Los campistas declaran estar decididos a seguir defendiendo las ideas y los planteamientos "a los que nos comprometimos en las pasadas elecciones, y le reafirmamos nuestra abierta y sincera disposición a establecer un diálogo constructivo y eficaz en beneficio de los ciudadanos". Declaran también que buscarán cauces de diálogo con todas las fuerzas políticas con el fin de cumplir con los compromisos para los que fueron elegidos. El escrito de los cinco ediles campistas era presentado en el registro municipal en torno a las dos de la tarde. Después tenían previsto entregar en el partido las cartas en la que se dan de baja de la formación política.

El vicepresidente y conseller de Medio Ambiente, Juan Cotino, intentó la pasada semana mediar entre las dos corrientes del Partido Popular en Villena sin obtener un resultado positivo. Cotino se reunió en Valencia con los ediles del sector campista, y dos días después, con la propia alcaldesa. Las pretensiones planteadas por Lledó se centraban en que los campistas mantuvieran la disciplina hasta el final de la legislatura, que la Generalitat Valenciana ratificara hacerse cargo de la financiación de las obras de rehabilitación de la plaza de toros y que se solucionaran los olores de la planta de basuras de Vaersa. Un problema que la población viene sufriendo desde hace un par de años.

Pero también los concejales campistas plantearon una serie de exigencias. Pidieron que se tomaran medidas contra el asesor Isidro Gosálvez, presunto agresor del concejal Juan Richart, a lo que siempre se ha negado en redondo Celia Lledó, así como que se levantaran todas las sanciones hacia ellos y se gobernara con consenso, no con imposiciones de la alcaldesa. En la problemática de las basuras, los ediles campistas no estaban dispuestos a permitir que a Villena llegarán los residuos de Valencia y Castellón.

Que el acuerdo no fue posible quedó de manifiesto en la noche del pasado lunes, cuando se realizaron las comisiones informativas anteriores al pleno del próximo jueves. Cinco minutos antes de empezar, una edil afín a Celia Lledó comunicó a los concejales campistas cual debía ser el voto del PP en cada uno de los puntos. En la mañana de ayer, se celebró una nueva reunión de gobierno, pero todos mantuvieron sus posiciones inamovibles, optando al final los cinco concejales campistas por abandonar el grupo municipal del PP, mantener sus actas de concejal y pasar al Grupo de No Adscritos.

Preguntada la alcaldesa ésta declinó realizar manifestaciones al respecto a la espera de celebrar la ejecutiva convocada de forma extraordinaria para la pasada noche.

La primer edil les quita delegaciones, móviles y sueldos

Minutos después de que los concejales campistas presentaran en el Ayuntamiento su escrito de renuncia la alcaldesa promulgaba un decreto para retirarles todas las delegaciones y retribuciones económicas mensuales así como para cortarles la línea telefónica de los teléfonos móviles que les fueron asignados al comienzo de la legislatura para realizar las tareas propias de sus concejalías. En este contexto es previsible, por tanto, que a lo largo de esta mañana tengan que retirar todos sus efectos personales de los despachos que venían ocupando en sus respectivas áreas municipales.

Anoche la ejecutiva local del PP que preside la alcaldesa se reunía para abordar la expulsión de los concejales, aunque en este caso, los campistas se adelantaron enviando por la tarde un fax a la dirección provincial comunicando su renuncia a seguir afiliados al PP. Los partidos de la oposición, PSOE y Los Verdes, no se pronunciaron ayer en ningún sentido. Al quedar ahora la alcaldesa en minoría -sólo cuenta con cinco concejales ripollistas- frente a los cinco campistas, los siete socialistas y los dos del grupo verde. Sin embargo, la posibilidad de plantear una moción de censura parece muy lejana.